EL GIMNASIO (Relato)

   Hoy mientras estaba haciendo el gilipollas en el gimnasio me vino un fuerte olor corporal, sí ya sé que sería a sudor, pero no, era un olor diferente, un olor extraño y agrio, y miré alrededor y ví que casi todos eran hombres, como yo, supongo. Entonces pensé que tenían que ser la testosterona, aunque también podían ser las feromonas. Ya se sabe que en ésta época tan primaveral, los hombres nos ponemos salidos como burros. Al final pensé en un rebujado de sustancias: sudor, testosterona y feromonas. Después ya me puse a sudar como un cerdo y empezaron a caerma las gotas hasta alcanzar mi vista, y me tuve que reconcentrar para poder acabar lo que estaba haciendo. Aún así me dió tiempo a un último pensamiento: ¿que coño hago yo en medio de un gimnasio?, además que me podían nombrar el abuelo del gimnasio. Yo con mis 57 tacos, rodeado de pimpollos, algunos luciendo músculos y el resto echando los hígados por la boca, igual que yo, sólo que mi hígado es más añejo.

    Por cierto hay una rumana que está que te cagas. Al principio, cuando los belfos aún te responden, le vas echando un ojo de vez en cuando, y a los 10 minutos ya no estás para echarle el ojo a nadie, ni la rumana ni la Sonia Braga, da igual, las fuerzas que te quedan las reservas para intentar llegar a la meta. El resto del personal es más de calle, hay mucho argentino, pues el que regenta el gimnasio es de esa nacionalidad, hay algún yupi reciclado o sea que fué yupi en sus tiempos y ahora es un yupi venido a menos (de las pocas cosas buenas que tienen las crisis, poner a los yupis en peligro de extinción). Hay un par de tías más y una de ellas es normal en todos los sentidos y la otra de cuerpo está muy buena, pero tiene una voz que echa para atrás, tiene voz de flauta desafinada y piensas para tús adentros, si no era mejor que fuera muda. A la media hora los vahos de sudor te nublan la vista y se mezclan los olores, haciendo un requesón delicioso.

    Lo que más asco me da de un gimnasio, es el tumbarte sobre una esterilla donde previamente ha estado un tío sudado de la cabeza a los pies o sobre la bici estática o sobre cualquier aparato. Bueno y las duchas, que parecen limpias pero siempre hay algún capullo que le gusta ducharse descalzo y con sus patatales llenos de hongos, hongos rebosantes, fuertes y olorosos, hongos musculados y dopados. Después un día, por lo que sea, te tienes que duchar en el gimnasio y como no es tú costumbre, se te han olvidado las zapatillas y piensas que por un sólo día no te van a pillar esos hongos hipertrofiados y ese día la has cagado, pues sales con un florero de hongos en los pies. Pero bueno, los riesgos son varios, pero las ventajas de un gimnasio son muchas, sólo tienes que pensar como sales del gimnasio y como te encuentras al día siguiente. Toda la mierda que echas por los poros, toda esa energía negativa que liberas, todo el positivismo que musculas, toda la grasa corporal que desparramas por el gimnasio. todo eso tiene un valor indescifrable, tiene un valor inmenso.

    A todo esto y por lo que empecé éste escrito, ahora me acabo de acordar, era porque se me había ocurrido hacer una esencia con el rebujado de los líquidos corporales de un gimnasio. Es decir la esencia llevaría tres componentes fundamentales: el sudor, la testosterona y las feromonas, y para que tuviera más cuerpo el perfume, se le podría añadir unos pocos de hongos. Pues estos le dan consistencia, aparte de sabor y exquisito olor. Todo un perfume a hombre, a hombre salido y musculado, la esencia de todas las esencias, la esencia madre. Sólo es cuestión de ir por todos los gimnasioa y raspar la espalda y el pecho de los atléticos hombres o sea ir llenando tarros y tarros de esencias hombrunas. Lo de los hongos es más fácil, pues una vez recogida la primera cosecha, que se hará en los baños de los gimnasios, se pueden criar en casa, en la ducha o en la bañera e incluso llevarlos en tús propios pies y si me apurais, en los pies de nuestros hijos. Vamos un criadero de hongos en tú propio hogar. !Que bonito!.

     Lo que yo planteo tiene su importancia ecológica, pues no planteo una guerra contra los hongos. Yo pido su desarrollo, que los hongos se expandan por toda la geografía. y es que la agresividad como táctica no muestra cambios positivos, más bien los hongos, como las moscas y mosquitos, se van haciendo resistentes a los diversos tratamientos y acaban transformándose en hongos atómicos. Por eso yo lo planteo de forma ecológica y científica, pues no sabemos si con el tiempo los hongos pueden llegar a dar excelentes y jugosos frutos, frutos que podemos articular en la cadena ecológica y alimentaria, en la que todo sigue su evolución y todo se recicla. A lo mejor los hongos son una buena fuente de energía y hasta nos pueden servir de combustible. Sería el hongost, los hongos fermentados con estiércol de animal o de hombre y de ahí sacaríamos una nueva fuente de energía. ¿Quién sabe?, pero desde luego si no se prueba nunca se va a saber, o no. Acaso no se utilizó como fuente de energía y como un producto fundamental para los cosméticos, la grasa de ballena y alguien de vosotros olió alguna vez ese compuesto. Antes, en mis tiempos había balleneros y cuando un barco arrastraba a una ballena a puerto, su olor llegaba desde unas cuantas millas marinas y que olor, el olor a carne putrefacta se queda corto. En mi vda volví a sentir un olor tan desagradable. Pues eso, de esa mierda se sacaban productos cosméticos, pues porque no se pueden sacar de los Hongos. !Abajo los prejuicios!.

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JULIO CORTÁZAR