Los recuerdos vuelan, pero antes de emprender el vuelo dejan su
cicatriz impresa, con lo cual no vuelan del todo, digamos que dejan
poso. Logicamnte los recuerdos más dolorosos, son los primeros que uno
quiere eliminar y para ello se hacen esfuerzos sobrehumanos, aunque
supongan una buenas dosis de angustia. Y es que además pasa al revés, si
uno se obliga a olvidar algo que está incrustado en la médula ósea el
efecto es el inverso, pues cuanto más se intenta más se incrusta y en
definitiva, más dolor produce. Son paradojas de la vida.Por tanto ¿que hacer?. Que hacer con los malos recuerdos. Yo ahora lo que hago es volver a ellos, o sea enfrentarme, dar la cara y si queda algo pendiente por solucionar y está aún en mi mano el hacer algo, pues hacerlo, sin más. Fácil pero que difícil es. Como siempre la teoría es sencilla, pero llevarla a la práctica es complicado.
Y la verdad es que cada uno ya tenemos bastantes problemas actuales como para añadirle problemas anteriores. Bueno ésta es la teoría del conformismo, la que siempre disculpa la falta de implicación y que además no lleva a nada, mejor dicho llevar lleva, pues se te van a acumular los problemas, los actuales y los anteriores que a base de querer olvidarlos se engrandecen. Esto me lleva a temas pendientes de orden familiar, me refiero a lo que yo achaqué siempre a mis padres, que ellos no me contarán si tenían problemas, por ejemplo de índole económico. Y mira que se lo pedí y se lo rogué y nada de nada. Y digo económicos, aunque pueden ser de todo tipo, ya sea un problema sentimental o de enfermedad grave o depresión o sea cualquier problema importante.
Y ahora me lo pregunto a mi mismo y en relación a mis hijos, ¿estoy haciendo lo correcto?, ¿De estos problemas hablo con ellos?. Bueno, antes hace un año, seguro que no hablaba de ninguno, y ahora, pues poco a poco los voy hablando y no es fácil. De todas maneras la cosa va por rachas o sea cuando te comes el coco y te obligas a contarlo, pues lo vas haciendo, pero con el paso del tiempo, es como si te fueras dejando y entonces te tienes que obligar a retomarlo. El problema está que si no vas haciendo, lo que podía ser una simple explicación, al final es una difícil explicación, pues lo simple con el paso del tiempo se complica. Se deben medir los tiempos, es verdad, es decir puede que no sea adecuado decir algo hoy y se puede esperar a mañana,pero lo que no se puede hacer es esperar al año que viene, pues explicarlo después de un año, yo no tiene una explicación tan simple y además que ya tendrás que dar dos explicaciones: contar el problema y porqué tardaste un año en contarlo. Son los aplazamientos, que son como comprar a plazos, tienes que pagra largo tiempo y con los intereses incluídos.
Claro que esto es saber gestionar tús sentimientos y a veces para gestionarlos bien habría que hacer un Master. Pues yo me pregunto haber quién levanta su mano y pueda decir que no tiene problemas aplazados. Pues creo que nadie y esto nos lleva, a que si los hay, lo que toca es no seguir el aplazamiento, fácil de decir, pero no de hacer. El paso del tiempo no solo pasa facturas físicas, como es el envejecimiento, el paso del tiempo también se cobra su factura en los asuntos pendientes, y lo hace en forma de depresiones y otras manifestaciones psíquicas, o sea que en los dos aspectos no somos objetos pasivos, somos activos y podemos y debemos intervenir. En lo físico haciendo por ejemplo ejercicio y lectura, o cultivando el huerto, etc. y en el otro, en el plano psíquico, solucionando temas, ya sean temas actuales como temas anteriores e ir interviniendo en los venideros. Suena a música celestial, cuando en realidad es música de tambores de guerra.
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