UN CANTO A LA VIDA (Pensamiento)

   Si yo supiera como se para ésta maquinaria del reloj que llevo dentro, la pararía de inmendiato. El tiempo pasa a la velocidad del vértigo y yo aún tengo muchas cosas que decir, que pensar, que contar, que oir, que escribir. No sé como decirlo, pero el tiempo me está agotando, estoy harto de ir detrás de él y cuando casi lo alcanzo, él dá un salto mortal y se aleja de nuevo. Las metas, qué metas ni que hostias benditas, aquí en la vida no hay metas intermedias, sólo hay la meta de salida y la de llegada. Aquí no se suman puntos por ascender más rápido, ni por bajar, ni por llanear, aquí el único premio al llegar a meta, es lo que has vivido y ese será tú único trofeo, lo que has vivido. Entonces cuando te vas aproximando a la meta, aunque sea por la sóla razón de que te vas haciendo viejo, es el momento adecuado de hacer balance, pararte y coger aire a fondo. Ver hacia atrás y sentir como has llegado hasta ahí, como te has caído mil veces, como te levantaste, como disfrutaste de las pequeñas y grandes cosas, como llevaste palos imprevistos y como a pesar de todo seguiste en pie y aún ahora sigues tú camino.

                         Yo personalmente, he llevado de todo, y bastante variado, por cierto y a pesar de algunos momentos en que llegué a pensar que ya estaba todo el pescado vendido, momentos siniestros, pues a pesar de ellos he seguido en la brecha. Y ahora aquí estoy, estoy cerca de mi cima y ahora queda menos, mucho menos, pero queda y lo que yo quiero es aprovechar cada segundo que me queda de vida, en el que cada instante es un mundo distinto y en el que cada momento me recarga las pilas. No hay que vivr por vivir, hay que vivir porque se siente el vivir dentro de tí. No es fácil, ya lo sé que no es fácil, pero si dejas pasar ésta última oportunidad, después más tarde, cuando tú último estertor resuene entre las paredes, es tarde para poder retificar y uno lo que tiene que pensar en su último aliento, es que por lo menos lo vivido ha merecido la pena. Éste va a ser nuestro único trofeo. Y por eso, con orgullo y agradecimiento en los ojos, yo quiero levantar  mi último trofeo. Será mi gran obra maestra, la vida tejida con mis propias manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR