COMO SE FORJA UN TREPA (Realidad cotidiana)

Los pequeños detalles son los que marcan la historia, los grandes son los que te hacen pasar  página, pero los pequeños son los que la escriben. Cuando se dice he pasado página, la has pasado pero a costa de miles de pequeños detalles. Después en el recuerdo popular y en el tuyo, quedan sólo los grandes acontecimientos, los pequeños simplemente se olvidan. Y eso es lo difícil, escribir sobre los pequeños, esos detalles que están en cada día, ese pequeño detalle que tú decides cambiar y cuando cambias ya casi te olvidas del porqué lo has cambiado.

                          Detrás de toda persona hay otra persona y detrás de un hecho hay miles de razonamientos pequeños. Por ejemplo, el que coje un puesto de responsabilidad, lo coje pensando que a lo mejor puede cambiar las cosas y esa puede ser su motivación principal. Pero ete aquí que se encuentra con cantidad de imponderables, zancadillas y trampas burocráticas ya previamente establecidas, y todo esto va sumando, y estos son los pequeños detalles de cada día.

                          Llega un momento en que la ilusión del comienzo, se enturbia y aquí es donde esa persona va a valorar si debe pasar página o seguir en el sillón ya calentito. Aquí es donde está la verdadera decisión, continúo o lo dejo. Normalmente y por desgracia, los sillones se acomodan al cuerpo de uno y uno se agarra hasta con las garras. Empieza el declive como persona y empiezan las contradiciones, que para acallarlas, se cambia la forma de mandar y los imperativos se convierten en su lema, o sea yo mando por mis santos cojones. Se hace porque yo lo digo y esto no se discute, además tú no tienes criterios suficientes, te espetará a la cara, cuando pongas en duda su decisión y te recordará que tú deber, es obedecer y callar. y si no atente a las consecuencias.

                          Ordeno y mando y si ordeno y mando, yo me crezco (ley de vida). Y yo, ¿tengo que comerme el coco por vosotros?, y aún encima  que esto funciona gracias a mi y porque si no fuera por mí, esto no funcionaría y aquí hay otro gran salto u otro paso de página. Y no es otro, que al sentirse tan por encima de los demás, por sus adentros empieza a funcionar la idea de que se tiene que compensar de alguna manera. Éstos señores son unos desagradecidos, que no reconocen lo importante que soy y menos todo lo que hago por ellos. Como nadie le va a dar un duro por su cara bonita o fea, según sea, y bajo su pequeño poder feudal, ve que le pasan cifras de dinero por delante de sus narices y que de ahí no saca un duro. A continuación viene la pregunta del millón: ¿porqué no va a sacar algo?.

                          Después vienen los razonamientos compensatorios, sí yo me estoy  dejando el alma en esa empresa y nadie me lo agradece,  me lo tengo que compensar yo mismo. Dado éste paso, los demás pasos vienen seguidos y como se basa en la mentira y falsas coartadas, a partir de ahí su vida será una mentira, sólo que de cada vez será más grande. Arrivistas y pendencieros, trepas y chorizos, burócratas y altivos y ¿quién parará ésta rueda?.

                          Porque hasta ahora he hablado de dinero, y si hablamos de los pequeños favores, que se compensan con otros pequeños favores y al final se convierten en una gran bola de nieve. Y el alto standing, ese salto social que les pone en otra órbita y que también les pone fuera de órbita. Todos éstos aspectos son más que suficientes para determinar a una nueva clase social, y más si éstas personas siguen con su ambición ciega y llega un momento que su pequeño poder feudal ya no les llega. Entonces viene otro salto mortal, meterse a politicastros y ahí es cuando definitivamente se ponen las botas. De estos señores que hablo, y para nuestra desgracia, en nuestro país pululan como auténticas plagas.

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JULIO CORTÁZAR