Suena al fondo una trompeta en éste preciosa y calurosa noche de verano y
por otro lado se anuncia el partido de fútbol: España- Uruguay. ¿qué
hago?. En otro momento lo tendría más que claro, me iría sin pensarlo a
ver la actuación de músical, un directo, que hace tiempo que no voy a
uno. Pero y pero, me encuentro muy cansado, y no un poco si no un mucho y
eso me hace que tire, para quedarme en casa o sea que estoy vago y
punto. Pero la trompeta sigue y sigue emitiendo notas, como si me
estuviera llamando a filas y ya me estoy volviendo loco y ahora está
tocando el Bolero de Ravel y me muero de las ganas.
Al final la trompeta ha parado de sonar y éste hecho me ha resuelto mi
quebradero de cabeza, así que no me queda otra que ponerme a ver el
partido y eso si puedo, pues no puedo estar viendo un partido y al mismo
tiempo escribiendo. Ya me gustaría a mi tener ese don, el de atender
varias cosas a la vez. Claro que ahora me tocará chupar el tema
patriotero, si sólo hablaran del partido o sea de fútbol ya sería otra
cosa muy distinta. Pero ya me conozco a los patrioteros y en éste caso
españoles, aclaro que a mi me da igual que sean catalanes, vascos o
gallegos o españoles, pues las patrias y sus banderas y sus putos himnos
patrióticos se los metería a todos por el culo. Estoy más que harto de
tantos patriotismos fuleros. Yo no tengo patria, yo soy ciudadano del
mundo y por ello pido que todas las fronteras desaparezcan. Todos somos
seres humanos y eso es lo que nos une. Aclaro que eso no quiere decir
que no respete la cultura y las lenguas de cada sitio, las respecto y
las reivindico, pero eso no es contradictorio con ser ciudadanos del
mundo. Eso es lo que nos quieren hacer ver, que es contradictorio,
cuando en realidad no lo es, pues no hay nada más liberador, que luchar
por toda la humanidad.

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