Despiértame cuando llegues,y abrázame fuerte,
y con todas tús fuerzas,
y apriétame contra tús pechos,
y dame el cobijo que yo necesito.
Escóndeme entre las sábanas,
ocúltame bajo tú sombra,
disfrázame de piel de cordero,
y juguemos al escondite,
y a la gallina ciega,
entre las pliegues de tús faldas.
No me digas nada,
tan sólo dime un susurro mudo,
o un murmullo de arrullo,
o algo que denote,
que entre tús manos,
tienes el placer de los dioses.
No te pido, palabras,
ni quiero te quieros,
ni te pido créditos hipotecarios,
ni que compartamos para siempre,
y hasta que nos muramos,
ese momento que sólo se puede tener,
durante ese y tan pequeño instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario