Si me vas a besar, bésame en la frente,
y si tú deseo es besarme en la boca,
hazlo con mucho cuidado,
pues mis labios son finos y delicados,
son labios de algodón,
son dos pompas de jabón,
y son dos llamas de mi hoguera.
Si quieres besarme,
bésame debajo de un árbol,
y hazlo bajo el poder de su sombra,
y cuando nos acaricie la brisa,
y así, entre sombras y destellos,
y entre luces de colores,
bésame en ese instante,
justo cuando se reunen los astros,
en ese contubernio planetario,
y ahí, es el momento de darme tú beso,
tú único y último beso.
Si quieres besarme, hazlo,
pero que sea un beso de atardeceres,
y dando vueltas sobre mi cama,
y que sea nitido y sincero,
pequeño pero intenso,
sentido y querido,
que sea un deseo o un sueño,
pero que ese beso sea tú esencia,
tú esencia a través de tú único y último beso.
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