No, no se puede,
no se puede vivir con miedo,
no se puede nacer con él,
y después amamantarlo y criarlo,
y darle el mismo cariño que se le da a un amigo,
y que crezca contigo,
y se desarrolle al mismo ritmo que tú cuerpo crece.
No, no se puede,
no se puede vivir con miedo,
no se puede dudar de cada paso,
y que cada paso sea una duda perpétua,
y es que el miedo es eso,
es un dragón con lengua de fuego,
es un volcán que invade tú cabeza,
es una cancela en medio de un descampado,
y es un ser inmisericorde y voraz como una piraña,
y te muerde y te destroza,
y si tú no contraatacas,
hasta se puede comer tú médula ósea.
No, no se puede,
no se puede vivir con miedo,
pues es un monstruo de dos cabezas,
y primero te da la mano,
y después te la coge y no te la suelta,
y cuando te acomodas a su compañía,
simplemente te mete la puñalada,
y siempre, siempre,
te la dará en medio de tú espalda.

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