Antes hablé de ayer y ¿ hoy cómo me encuentro?. Pues me encuentro recomponiendo mi rompecabezas y no de muy buen humor, por cierto. Hoy estoy cabreado con el mundo y en concreto con mi mundo, mi pequeño y chiquito mundo, mi mundo de cada día. Y éste cabreo me bloquea y no soy capaz de avanzar y de adentrarme en otros pensamientos, que no sea mi propio cabreo. Supongo que para dar otro paso, hay que romper previamente tu esquema anterior, si queda demostrado que ha fallado y ya sea por cansancio o por usarlo demasiado o porque se quedó anquilosado. Entonces, todo clama al cielo, y se plantea la necesidad de un cambio, de un puto cambio. Y parece una tontería tonta, una estupidez más, una gilipollez de las mías, que yo siga dándole vueltas y vueltas como una veleta, pero cada uno es como es y yo soy así porque dios me hizo así de gilipollas. Quién me diera deshacer este nudo con el simple hecho de irme a la playa o a darme una vuelta o echarme una paja, si fuera así de fácil ya estaría haciendo todo a la vez: paseando por la playa y pajeándome en el agua.Además hoy me suda mi cabeza y cuando mi cabeza suda es que por dentro estoy hirviendo y el sudor sólo es un síntoma de mi alta temperatura. Y si suda mi cabeza figuraros como suda mi cuerpo, pues por todos mis poros y como una máquina de vapor a toda hostia. El calor húmedo y pegajoso, tan típico del Mediterráneo y tan molesto como mi cabreo y es que entre los dos me están poniendo carioco. Y hablando de carioco, me acordé de la carioca o pescadilla, que siempre se muerde la cola y hoy es lo que me define mejor: la pescadilla que se muerde la cola, sólo que ahora la cola empieza a dolerme de tanto morderla
y eso me altera aún más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario