Asumo lo que digo, lo asumo.Asumo lo que hago y deshago.
No dudo, ni pongo en duda nada,
sólo lo que me oprime y ahoga,
y por tanto, sí que dudo,
y tampoco funciono,
con verdades de fé o con verdades totales.
Asumo el peligro que tengo, lo asumo,
pero si tengo que decir: ¡¡¡que estoy harto!!!,
Harto de andar por los filos de los caminos,
y por las ramas de árboles podridos,
harto de andar por el borde de los acantilados,
y de camuflarme de buena persona.
harto de andar por hierros oxidados,
y por encima de cristales estallados,
y de poner cara, de "aquí no pasa nada".
Asumo, que el peligro me gusta, lo asumo,
y que también me atraen los desafíos,
pero todo esto no indica,
que me atraiga la muerte,
sólo indica que me gusta,
que me gusta exprimir el jugo de la vida,
o sea,
su adrenalina.
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