EL MAL DESPERTAR (Poema)

Me dí la vuelta en la cama,
y sin querer me desperté,
abrí un ojo poco a poco,
y fuí palpando el entorno,
ese cuadro no me suena, ni esa foto,
y esos libros no son míos,
ni ésta es mi cama, ni son mis sábanas,
y mis pensamientos fueron interrumpidos,
 por un fuerte e intenso dolor de cabeza,
y por una pregunta: ¿donde estoy?,
y pensé que necesitaba un vaso de agua,
mi cuerpo y mi boca pastosa,
y mi dolor de cabeza,
todo reclamaba una aspirina y el vaso de agua,
me moví para levantarme,
y noté que a mi lado había otro cuerpo dormido,
¡por favor!, me dije, que sea alguien que me atrae,
que no sea el producto de una noche alcohólica,
y con miedo miré su cara y observé sus rasgos,
¡no me lo podía creer!,
si era la última persona con quién me acostaría,
y ahora que hago, me visto y me escapo,
o la despierto y le digo que me tengo que ir,
decidí que lo segundo era más lógico y más humano,
y me levanté a por el vaso de agua.
Después más tarde, ella despertó,
y lo hizo en el mismo y lamentable estado que el mío,
dolor intenso, dolor del que no puede abrir los ojos,
y reclamando a voces una aspirina,
y ya sin más, le dije que me tenía que ir,
y eso hice, me fuí,
y me fuí dando vueltas a las cosas,
¿hicimos el amor?, me pregunté,
y me contesté, pues supongo,
pero mascullé unos susurros salidos del alma,
¡no podía ser verdad aquello!,
como alguien que casi odiaba,
por no decir que odiaba del todo,
acabara en la misma cama que yo,
o mejor dicho, yo metido en su cama,
¿será el alcohol?, me dije,
el alcohol hace estragos, me consolé,
pero ¡como es posible que esto me pase a mí!,
yo esto no me lo perdonaré nunca,
ni en éste vida ni en la próxima,
y enfrascado en estos pensamientos,
por fin, abrí la puerta de mi casa,
y con un café con leche en la mano,
me dejé ir y entonces concluí:
que a lo mejor del odio al amor hay un paso,
y hoy resulta que ese paso lo he dado,
y me reí con sorna por mi ocurrencia.

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JULIO CORTÁZAR