EL ÚLTIMO BESO (Poema)

Y se dieron un beso,
un beso corto y entrecortado,
un beso húmedo y bañado en lágrimas,
los dos intuían que era el último beso de su vida,
pero aún así prefirieron cambiar su beso,
 por un sentido y tierno abrazo,
y así hicieron,
y enrollaron sus cuerpos como lianas,
y  era el abrazo perfecto,
y los dos se fundieron en un sólo cuerpo,
mientras tanto no se decían nada,
sólo se sentían mutuamente,
y sonó la bocina del barco,
el pitido que anunciaba su marcha,
y los dos poco a poco se desenredaron,
y se miraron a los ojos,
como esperando saber la respuesta,
y el porqué de aquella despedida,
si tenía que ser así, así de dura,
y si los dos se querían, ¿porqué aquello?
pero el sonido del motor aumentaba su rugido,
y ya no había más tiempo,
o el barco se iba o yo me quedaba,
pero no hubo un gesto que rompiera el hielo,
y yo me fuí mirando el suelo,
y de un sólo salto me incorporé al barco,
y no quise mirar nada,
yo sabía que sus ojos se clavaban en mi cara,
y notaba su aguda punzada,
y os juro, que el dolor se hacía
insoportable,
contuve como pude mis lágrimas,
y me sequé mis mejillas con un pañuelo,
después pasaron unos eternos segundos,
y por fin me atreví a mirarla,
y de nuevo ví sus ojos empañados,
y los dos, nos lanzamos el último desafío,
y nos hicimos la misma pregunta,
¿porque nos estaba pasando aquello?,
pero ya era tarde,
el barco estaba a cien metros del muelle,
y llovía, llovía mucho,
tanto llovía que mi alma se ahogaba,
y cuando volvi a ver hacia el muelle,
ella ya no era ella,
era un pequeño punto mojado,
y entonces me dí cuenta,
que si, que sí la había perdido,
y lloré por dentro y hacia dentro,
lloré tanto,
que el mar se tiñó con mis lágrimas,
pero el barco siguió su rumbo como si nada...

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JULIO CORTÁZAR