Antes de proseguir el relato, quiero hacer un inciso, y vuelvo al principio, al como debí empezar ésta historia. No hice la introducción adecuada, así que retomo el tema. Tendría que haber comenzado por el origen del nombre de A Costa da Morte (costa de la muerte). Pues bien, el origen del nombre es complejo de explicar, pues hay muchas teorías. Pero de las cuales me voy a quedar con las tres que pienso yo, que son las más creíbles, a saber:
-La primera, es que dicho nombre, viene dado por las características de ésta costa, es decir por la bravura de sus aguas, por sus fuertes tormentas, que provocan cada año grandes temporales y por tanto causan varias víctimas mortales cada año.
-La segunda, tiene relación con la mitología y las leyendas. Se basa en creencias celtas y romanas. Como es la parte más occidental de España, el sol se acuesta por ésta zona, la caída del sol al mar, significa que es el fin del sol y por tanto de la vida en la tierra. Se vincula a que también los celtas adoraban al sol y en Finisterre se dice que hay un lugar de adoración al sol o templo, sitio al que acudían peregrinos de otras partes de Europa, para así morir en vida y resucitar con otra nueva. Al acabarse la tierra, de ahí viene el nombre de Finisterre (fin de la tierra).
-La tercera, es más peliaguda, pues es la que los nativos de la zona aceptan menos, no es muy del agrado pensar que uno desciende de piratas. Aunque pienso que tampoco es para tanto. A mi me parece una versión muy plausible y posible, es más yo diría que me parece de todas ellas la más cierta, pero aclaro que sigue siendo incierta.
Se basa en que en épocas oscuras de gran hambruna y en donde la costa gallega apenas estaba señalada por faros costeros, sólo existía el faro de Hércules en la ciudad de la Coruña, que precisamente no está dentro de la costa de la muerte. Pues en los días de grandes temporales, de noche cerrada y con muy poca visibilidad, los paisanos cogían a los bueyes y los llevaban a los acantilados y allí en sus cuernos les ataban antorchas encendidas. Los barcos que pasaban por la zona, a causa del temporal se arrimaban a la costa en busca de un posible refugio y por tanto seguían las luces de un posible faro y hasta que ¡zaca!, encallaban en las rocas de los acantilados. Después era cuestión de esperar a que amainara y recoger las mercancías y los restos del naufragio. Esto en sus tiempos era ley de vida, de supervivencia pura y dura y también ley del mar, puesto que en el mar todo lo que naufraga es de quien lo encuentra.
Como vamos viendo ésta es una tierra de mitos y leyendas. Existen varios lugares destacados en éste aspecto donde se mezclan leyendas celtas, romanas y cristianas. Citaré algunas importantes y destaco:
- MONTE DO PINDO: monte situado encima de una aldea, de nombre Ézaro. Es de por sí, un monte mágico. Por la multitud de erosiones que presentan sus piedras graníticas, se forman moles de piedra de todo tipo de formas y colores. Uno se puede imaginar una ciudad, un barco, miles de caras, cuerpos, animales o cosas. Hablan los historiadores, que aquí habían dos altares de sacrificios celtas, se supone que para animales, dada la variedad y diversidad de piedras, fácil es encontrar alguna en la que se dice que fue un altar celta. Este lugar es realmente mágico y sus vistas ya no digamos.
- MONTE DE FINISTERRE: en éste monte se habla de que había en tiempos celtas, un templo al sol. Ya expliqué porqué se adoraba el sol y en éste punto en concreto. También de la misma época, data un a gran piedra alargada, que puede coger en su seno a una o dos personas tumbadas a lo largo, es la aún conservada piedra de la fecundidad. Se trata que los que no puedan tener hijos, se pasen una noche tumbados en dicha piedra y así queda la mujer fecundada, pero que quede claro que sin chingar nada, sólo tumbados y punto, no vayamos a convertir una piedra sagrada celta en un puti club... A ver si nos aclaramos, el tema de fecundar es mágico, ¿vale?.
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