COLGADOS


Para  que se diga que los humanos no estamos piraos o colgados, pues mirad a estos tíos dispuestos a sobar colgados en un precipicio y menudo precipicio, no se ve su final: Yo tengo que pasar un minuto en ese sitio y me vuelvo loco del coco y ya no digamos una noche entera, me cargo a los demás y le doy de inmediato al botón de bajada. Y que sensación más bella y que sensación más alucinante, dirán cuando bajen, pues si que debe ser alucinante, tener de colchón el aire y el viento meciendote como en una cuna. ¡Joder!, cada vez que me fijo más, mas vértigo me entra y me fijo en la mierda de tiendas que tienen o esa es mi impresión, pues ya sabéis que el miedo te hace ver las cosas de diferente manera. Eso de que el suelo de la tienda se hunda a tu paso y con el peso de tu cuerpo, debe ser una sensación genial, bestial y animal, eso es, muy animal y eso son lo que son estos tíos, unos animales y que están colgados de una pared infinita y también y como no, colgados de la azotea.Y a esto le llaman valor y valor hay que tener, pero también tienen que tener, un buen punto de estar zumbados. Pero bueno, menuda película me estoy montando y a lo mejor son sólo un grupo de yonquis en pleno proceso de aislamiento y los cuelgan de la pared hasta que les pase el mono, vamos como terapia de desintoxicación del proyecto Hombre, que ya sólo el nombre lo dice todo. Al bajar les sueltan un buen sermón sobre la maldad de las drogas y como recaigan otra vez, pues ya saben, a colgarse de la pared y creo que este tipo de terapia casi no tiene fallos, pues los yonquis antes de tener que volver a subir o se matan o desparecen del mapa.

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JULIO CORTÁZAR