QUIERO UN CAMALEÓN

         
     Este camaleón de la foto, es un Camaleón medio atontado, el fondo de la puerta y el pestillo son azules y el muy imbécil, sigue vestido con su traje verde. A lo mejor está por la labor del ahorro energético y piensa que si cambia de color todas las veces que toca, se le van a acabar las pilas y todo, por no usar pilas Duracell, que duran y duran y duran. Puede que sea eso o puede que no. También puede ser que esté harto, tan harto como estamos nosotros, o sea el resto de los mortales y entonces ¿para que quiere camuflarse?, si al tío ya le da todo igual y a lo mejor es eso, que es un Camaleón pasota. Y hoy en día, para comer moscas tampoco hay que ponerse el traje militar de camufleo, hay tanta mierda esparcida y por todas las esquinas, que ahí van las moscas como locas y detrás, ¿quienes van?, pues van los camaleones.

                                   Que por cierto cazan con esa lengua larga, viscosa y escurridiza y cuando la atrapan ya no la sueltan, van las moscas directamente al buche. Si yo pudiera tendría un Camaleón amaestrado, primero para que cazara las asquerosas moscas y  segundo, para que me obsequiara con su amplia gama de colores, ahora de verde, ahora de marrón, amarillo, azul y fucsia, por decir algunos. Y ya sería la hostia que emitiera luz como una bombilla y por las noches se encendiera, vamos que lo tendría de lámpara de noche. Los camaleones no sólo comen moscas, también comen mosquitos, arañas y otros insectos similares.

                                   Me acuerdo que los últimos Camaleones que vi de cerca y hasta tuve la suerte de poder tocarlos, fue en Cádiz, mejor dicho en mi casa de Chiclana y mientras corría a avisar a mis hijos para que vinieran a verlo, pues el camaleón había cambiado de sitio y para volver a encontrarlo no había que ir muy lejos, pues son más lentos que el caballo del malo, pero se camuflaban de tal manera, que casi eran indistinguibles del entorno. Una maravilla de bicho, cuasi prehistórico y lento y tranquilo, supongo que esa tranquilidad le viene, porque creen y con fe ciega, en su camuflaje. Lo dicho, yo quiero tener un Camaleón en mi casa, te quita las moscas, mosquitos y arañas, te colma de colores y encima no hay que ponerle comida, se la agencian ellos solitos. Y por cierto, ¿hay que darles de beber?, supongo, a no ser que sean medio vampiros y les llegue con exprimir la sangre o jugo, de las asquerosas moscas. Entonces ya sabéis, yo me pido un Camaleón, para los Reyes venideros.

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JULIO CORTÁZAR