Hoy y en vista de mi fracaso en mi lucha por acordarme de las cosas, he tenido que tomar medidas. Una fue comprar un cargador de móvil, pues el mío anda de niño en niño o de hijo en hijo y tiro porque me toca y al final ¿quién se queda sin cargador?, pues el menda lerenda. La otra fue comprar un tablón de corcho, para ponerme letreros luminosos y con letras de tamaño super XXX, a ver si esto funciona. El tablón va colgado de la pared que me queda enfrente de la mesa de trabajo y como esto no funcione, tendré que grabarme en la piel las cosas y con un taladro, vamos como un tatu pero con letras a lo bestia, anchas, profundas y grandes como camiones. La memoria, la memoria reciente, primer síntoma de la Vejez prematura y también de la Demencia.
Ahora me veo identificado con aquellos viejos de mis tiempos, pues no hay forma de mojar la palleta o el canario o como se prefiera, vamos exactamente igual que antes. No sé, pero me veo hiendo de excursión con el Inserso, por lo menos allí hay ganado compatible y necesidades parecidas. La marginación de los viejos o como dicen otros, de la tercera edad, pues eso yo ya empiezo a sentirme más viejo que joven y aquí si que empieza la marginación, la verdadera y demoledora marginación de la sociedad del bienestar. Y ya veréis cuando quiten o casi, las pensiones, entonces los viejos haremos la revolución pendiente.¿Qué nos quedará por perder?.
Yo apunto más por esto último, por la Demencia, aparte que me gusta más la palabreja y es que todo apoya, ésta teoría. Me falla la memoria reciente, sufro de alucinaciones y cada vez me gustan más las tías y pienso que me estoy volviendo un viejo salido y poco me queda, para ir a espiar parejas a los sitios más recónditos y escondidos. Yo de chaval sufrí y sufrimos, éste tipo de viejos salidos y daban como bastante asquito, siempre acechando parejas, siempre atentos a sus movimientos y más de aquellas, que para darse el lote o el magreo, no quedaba otra que irte a un parque público. Aunque también, había las cafeterías en su parte de arriba, que por un café, te podías dar un buen lote, después y de propina, te llevabas un buen dolor de huevos para casita.
Ahora me veo identificado con aquellos viejos de mis tiempos, pues no hay forma de mojar la palleta o el canario o como se prefiera, vamos exactamente igual que antes. No sé, pero me veo hiendo de excursión con el Inserso, por lo menos allí hay ganado compatible y necesidades parecidas. La marginación de los viejos o como dicen otros, de la tercera edad, pues eso yo ya empiezo a sentirme más viejo que joven y aquí si que empieza la marginación, la verdadera y demoledora marginación de la sociedad del bienestar. Y ya veréis cuando quiten o casi, las pensiones, entonces los viejos haremos la revolución pendiente.¿Qué nos quedará por perder?.
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