¡HERMAFRODITAS!

Y no me queda otro remedio que reconocerlo, que reconocer estoy muy equivocado y lo digo al respecto a mis posturas políticas. En las personales no me meto, pues lo personal es demasiado subjetivo y por tanto no hay posturas definitivas, bueno las hay si tocan el tema social o sea si tocan los cojones del otro o los ovarios de la otra o de las dos cosas si es hermafrodita, qué también los hay pululando por las calles, esos hermafroditas que nos cruzamos todos los días.

Al hermafrodita se le identifica por unas cuantas cosas. De su cara destaca que tiene rasgos intermedios, ni hombre, ni mujer, ni rana, es una mezcla de todos los rasgos animales. Es barbilampiño y presenta una sedosa pelusa y que se nota cuando el sol le refleja en refilón o de soslayo. No está excesivamente musculado y depende y como todos, de si es adicto al gimnasio o a los deportes extremos o es el rey del sofá  o el rey de la cama y también de las hamburguesas.

A estos últimos se les nota su hermafroditismo porque le crecen las tetas, ya sabéis la cantidad de hormonas que llevan las hamburguesas y si se suman éstas hormonas a las que ya lleva normalmente el hermafrodita, pues que casi son tetas de vaca. Después  también se les nota por lo que marca el paquete, pues en el hermafrodita no lo marca mucho, ya tiene bastante con tener que alimentar dos órganos sexuales o dos tesoros escondidos.

El hermafrodita como puede autofollarse, nunca está salido, siempre está en su punto de equilibrio sexual. El hermafrodita si quiere algo con otra persona, es por necesidad afectiva y porque quiere cariño, pues lógicamente tiene más que cubierta su parte guarra, pues él piensa y con razón, que no hay mejor cosa, que follarse a si mismo. No es como nosotros que a veces no sabemos lo que va primero, y dudamos, entre dar una caricia en la cara o dársela directamente en el coño.

 Lo nuestro si que está jodido, pues tenemos totalmente mezcladas esas dos necesidades,  yo quiero follar y también quiero acariciarte y al final  te montas tal lío, que acabas haciendo mal las dos cosas. No hay peor cosa en ésta vida, que no concentrarte en lo que estás haciendo y si estás por follar y por tanto por la parte más animal, no puedes perderte entre suaves caricias o sea en la parte más humana.Y tampoco al revés, que hagas flotar a la otra persona entre algodones de caricias y de repente insertes tu miembro viril. De verdad que no queda bien.

Después de acabar con una de ellas, si te puedes dedicar a la otra, pero nunca juntas y a la vez. Hay que ser comedido y avanzar por partes o a pasitos de escalera, o sea in crescendo y hasta correrte del gusto y por tanto hay que saber diseccionar correctamente cada problema. Y mal dicho lo de problema, pues ni follar ni acariciar, nunca y nunca pueden ser un problema, pues son un disfrute y un regalo de los dioses.

Al final me perdí en mi propia perorata y otro día hablaré de lo que había empezado y era, en lo equivocado  de mis posturas políticas. Pero hoy no quiero extenderme más, hoy sólo me he corrido de gusto....

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JULIO CORTÁZAR