No te conozco,yo en cambio pienso que te conozco,
y cuando en realidad,
yo te conocí aquél día,
y era un día nublado de verano,
¡qué tiempos aquellos!,
tiempos ya muy lejanos,
y por el medio ha pasado la locomotora que carga con los años,
los años que no perdonan,
los años que enlentecen los pensamientos,
y que te hacen perder y poco a poco, la memoria,
y en eso años han pasado malas y buenas películas,
películas de terror y miedo,
películas de risas y de lágrimas,
y con distintos epitafios,
y a lo largo de esos años,
cada vez que lloré,
lloré entre tus manos
y apoyé mi cabeza en tu regazo,
sí, yo vi tus ojos tantas veces,
que con el paso del tiempo,
se fueron deslustrando,
pero sentía tus lágrimas de plata,
y como se juntaban con las mías,
y notaba que juntas las dos, se reían,
si, siempre vi tus ojos,
y los vi cuando oscurecía el día,
o cuando la noche extendía su velo negro,
y yo me encontraba a solas,
a solas y con mi miedo,
miedo a perder lo que tenía,
miedo a ser un don nadie,
miedo a perderme dentro de mis océanos de dudas,
y entre los recovecos de mis debilidades,
y tuve miedo,
miedo a lo desconocido,
y se que tú ahora,
sólo eres un espectro,
un espectro de aquella mujer que conocí aquél día,
aquél día nublado de verano...
y hace tanto tiempo de ello,
que apenas tengo ese recuerdo,
y no sabes como y cuanto, los echo de menos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario