Me emborracho con todo lo que veo,
y también me emborracho en el bar de la esquina,
o en la mesa siempre pegajosa de un sucio tugurio.
Me emborracho viendo el mar,
y me impregno de sus perfumes de sirena,
y me dejo llevar,
y simplemente me dejo llevar,
al ritmo que marcan sus mareas.
Me emborracho viendo pasar a la gente,
Me emborracho viendo pasar a la gente,
me pregunto en lo que piensan,
y si realmente sienten algo,
y cuales son sus carencias y vivencias,
y si ellas, y si ellas,
tienen algo que ver con mi existencia.
Me emborracho viendo la luz del cielo,
Me emborracho viendo la luz del cielo,
y me dejo penetrar por sus rayos dorados,
y noto su cálida caricia de guante blanco,
y le digo, que por favor no me deje,
que no me deje tirado como a un perro,
o como una despreciada colilla,
que yo soy persona y tengo mis sentimientos,
o eso quiero pensar,
que yo tengo mis propios sentimientos.
Me emborracho con la música,
Me emborracho con la música,
me llena y me da vida,
me da letras que me invento,
me da alegrías o penas,
y hasta me da el poder que da la risa,
y a veces, me lleva de viaje,
y me traslada con su cadencia,
por los resquicios del Universo..
Me emborracho escribiendo,
Me emborracho escribiendo,
y me emborracho de palabras,
de odas, alegorías y rimas,
y hasta en mis sueños yo sueño con ellas,
y cuando las escribo me masturbo con sus letras,
y cuando las escribo me masturbo con sus letras,
y eso me produce el mismo placer,
el mismo placer que da un orgasmo.
Me emborracho con todo,
Me emborracho con todo,
con todo lo que se mueva,
y con lo que muestre un asomo de vida,
me emborracho a todas horas,
y en todos los instantes,
y al final, me emborracho tanto,
que pierdo hasta el sentido,
pero antes de perderlo,
tengo un último pensamiento,
y es que yo realmente,
me emborracho con la vida.

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