En el fondo yo tengo miedo a que me invadan, que invadan mi vida y mis costumbres, que invadan mi idioma y mis formas de pensar y de sentir. Y ante ese miedo yo me pongo defensivo, lógico si alguien me agrede de alguna manera. Y con los tiempos que corren ya no es miedo, ¡es pánico! lo que me provoca. Observo que todo es demasiado agresivo, que el que manda se lo toma al pie de la letra y manda a golpe de látigo y de decreto.Es cuestión de orden y hay personas que entienden su orden como el que tiene que ser para todos. Esto no funciona y mi orden dice que para levantar ésta sociedad tengo que tomar medidas y medidas drásticas y para ello no tengo que contar con la opinión ciudadana, tengo que contar sólo con mis principios y si hace falta esquilmo a todas las ovejas y las dejo completamente en pelotas. Es cuestión de principios y si uno tiene ese principio que reza, "que sólo unos cuantos privilegiados saben de que va el tema y el resto es carne de cementerio", pues nada a mandar sin temblar y a arrasar como Atíla.
Son formas y también son medidas. Son formas que indican que de democracia no hay nada y que vivimos bajo la dictadura del voto o lo que es lo mismo, la mayoría absoluta. Vosotros me votasteis pendejos de mierda, así que no quejaros y aunque le haya dado vuelta y media a mi programa electoral. Entonces yo puedo no cumplir mi palabra electoral y mi programa me lo paso por el orto y donde dije digo, digo diego y eso da igual, porque lo realmente importante, es que vuestro voto ha sido mayoritario.
Esto que digo, es lo mismo que llamarnos tontos a la cara y cuando se sienten presionados, tienen el mismo argumento de siempre, son las circunstancias las que mandan. ¿Mandan las circunstancias? o ¿mandan los poderes fácticos o poderes escondidos?. Las circunstancias nunca mandan, pues ellas cambian y a su vez dependen de un cúmulo de decisiones y éstas decisiones las toman los que realmente mandan, las fuerzas económicas o fácticas. Vamos las que realmente llevan las riendas del mundo y eso lo sabemos todos, no nos gusta verlo, pero eso lo sabe hasta el último descerebrado.En el fondo de ese orden sólo predomina una idea, que sólo hay una élite social, una élite que manda y ordena y por tanto lo primordial es que esa élite se salve por encima de todo. Que importan 6.000.000 de parados y que se mueran de hambre, lo que importa es que los ricos sean más ricos y por supuesto que los gobernantes puedan sacar tajada. Tampoco son tan tontos estos chicucos de los recados, pues ellos se cobran su comisión a cada acto vandálico, porque no hay nada más vandálico que mandar a la gente al paro y dejarles sin casa o cerrarles la boca con cemento y pisotearle los derechos más elementales (ley de seguridad ciudadana, ley anti aborto y un largo etc....) y lo peor de todo, es que esto sólo acaba de empezar y ya veréis lo que vendrá.Vendrá el apocalipsis final. ¡He dicho!.
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