COCHECITOS

Ahora si voy despacio e incluso voy muy despacito. Y voy muy cerca de la cuneta y tal y como esos huevos de hojalata que dicen que son coches y que en realidad sabemos que dentro va un gordo o gorda o un viejo o vieja, y que le tocó el carnet de conducir en la tómbola. Es curioso esto que digo, pues estos señores conductores de no se sabe qué, van jugándose la vida y metidos en una lata con ruedas y un volante. Porque en definitiva van por carretera y tal y como si fueran en pelotas. Menuda patraña de coches o mejor dicho, de cochecitos, pues con solo caer por la cuneta quedan espachurrados y dentro, sí dentro, suelen ir un personal un tanto discapacitado.

Otra de Menorca y al fondo la Isla del Aire.
Y después vas por carretera a toda hostia y sin ir a toda hostia y te encuentras  estos cochecitos de juguete que en teoría debían ocupar solo el arcén y en realidad son granos en el culo. Y no les soples, ni estornedes al lado de ellos, pues pueden salir disparados hacia otros mundos mejores o peores, según se vea. Hay cosas ilógicas y que nadie entiende, pues si esos cochecitos de juguete fueron concebidos para que circulen por un arcén amplio y seguro, pues eso, que mientras no los haya no deberían circular por ellos.

Yo creo que debido a las características de los conductores de esos vehículos infumables, debían llevar casco y en cambio de estar hechos de plástico y de hojalata barata, deberían ser de chapa de titanio y con refuerzos de acero galvanizado y directamente importado de Alemania, que seguro que es más duro. Yo me acuerdo de una gorda conductora al volante de un bólido como estos y se fue al carajo por una cuneta, pero una mierda de cuneta. Y el que cochecito leré quedó destrozado y dentro la gorda atrapada y hasta tuvieron que venir los Bomberos y para que entre todos pudiéramos sacar a la gorda de entre tanto amasijo de plástico y hojalata. Que ridículo hicimos, pero la verdad, es que no hubo otra forma de sacar a la gorda. Bueno y quizás con una grúa, pero no lo tuvimos a mano.

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JULIO CORTÁZAR