CREO Y NO CREO

Son las 9 de la noche y solo tuve media hora por el medio y en esa media hora, me puse a escribir como un auténtico loco. Estoy colgado de la escritura, bueno, es una bonita colgadera y como dicen los cursis, con ella "no hago daño a nadie". Porque yo, que puedo ser de todo menos un cursi, si que quiero hacer daño y no a todos, pero sí a muchos. Yo no voy dando bendiciones y poniendo la otra mejilla, yo voy dando sonrisas y hostias por la vida. Quién se merece una sonrisa yo se la brindo y se la pongo en bandeja, pero el que se merece una hostia y aunque ésta sea dialéctica, se la daré fuerte y a poder ser, se la daré dos veces.

Yo ya me fumé muchos petas cuando era joven y ya cumplí esa etapa de hermandad peudocristiana y donde el peta era la hostia sagrada y con la que todos comulgábamos. Ahora ya no comulgo con nadie, pues las hostias ya me las como yo solo y ya tengo una edad en que el pavo está más que pasado y no creo en el rayo verde, ni en las alucinaciones de colores. Tampoco creo en Dios, ni en Alá y menos creo en el Papa y en su Santa Iglesia Católica y Apostólica.

En los hombres creo, pero no del todo. Creo que hay personas válidas y limpias y sanas, pero eso no quiere decir que todas las personas sean válidas, pues por desgracia, hay mucha borralla y quizá hay demasiada. Por tanto no voy de pardillo y pensando que todos dios en la tierra es buena persona y el que sea o no, depende y depende de lo que vaya demostrando. O sea que mi aptitud en principio es expectante y veo y observo y estudio y concluyo y una vez pasado ese filtro, yo como Jesucristo, dejo o no que los niños se acerquen a mí. Distancia y precaución, distancia para poder observar y precaución para que no haya demasiados rozamientos y después confundamos los términos.