LA HERENCIA

No todo es perecedero y putrefacto, la carne si lo es, pero el espíritu o el alma siempre queda. Y no hablo de alma en plan religioso, hablo de alma y como eso que llevamos dentro. Y tampoco hablo de eternidades, pues nada es eterno y todo es tangible y comprensible, aun que ahora nos quedan muchas dudas, pero siempre serán menos de las que se tuvieron en otros tiempos. Yo hablo de dejar tu alma o espíritu como herencia en la tierra y por tanto hablo de dejar impresos tus sentimientos, pensamientos, ideas y dudas.

Y esa va a ser mi herencia en la tierra y mis hijos no sé si estarán agradecidos, pero lo dudo. Por si acaso no se lo pregunto y para no llevar un palo. Pero va a ser mi verdadera herencia y la otra, la de pasta y propiedades, creo que con no dejarles los palos que he llevado, me doy por más que satisfecho. Las herencia en éstos tiempos y salvo que sean millonarias, son dardos envenenados, pues por fuera y a primera vista son bellas, pero por dentro son impuestos y problemas. Y no es el primero al que veo que ante una pequeña herencia, se vuelve un ser asqueroso y egocéntrico.

Pero bueno todo se andará, pues yo aún sigo vivo y me queda mucha faena por delante. Tengo que completar mis obras y mis tonterías, pero sobre todo espero que..., que mis hijos hereden la ironía y la sonrisa, esas dos cosas que en mi funcionan como dos motores turbodiesel y que hacen que yo avance cada día un poco más hacia destinos inciertos. Me gusta y mucho, la vida, me gusta su esencia y su olor a hierba fresca, me gusta su savia y su sabor ácido, me gusta la fruta madura del árbol, me gusta los atardeceres sobre mis Islas Cíes y los amaneceres Menorquines, me gusta la vida y creo que a partir de ahora, ya me gustará siempre.

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JULIO CORTÁZAR