ARRUGAS

Si la arruga es bella y además hoy es Domingo y por tanto es día descanso, ¿para que voy a ponerme a planchar?, si hoy es día de lucir la arruga y al que no le guste, pues que no la mire y punto. Porque hace un rato me estaba debatiendo entre planchar o no planchar un polo y me miré en el espejo y me dije, si estoy guapo y además estoy cojonudo. ¡Planchar!, no sé quién inventó esa tortura tan masoca y tan doméstica. No sé alguien que estaba aburrido y le sobraba tiempo y se dijo, voy a poner todo sin una raya y bien planchadito.

Hoy en día parece mentira que no esté inventado un tejido que no se arrugue y tal como sale de la lavadora te lo pones y directamente a la calle. Porque con la arruga siempre hay un graciosillo que va planchadito como un pincel y que por cierto, nunca es el autor de su planchado, que te mira y comenta, tío sí existe la plancha y mira que vas arrugado. Y yo pensando será cabrón el tío, si a ti te plancha la ropa tú mujercita o la asistenta, o sea todos menos tú, capullito. Bueno lo pienso y se lo digo, claro.

Si yo voy a juego, tengo arrugas en la piel y en todos los lados y entonces como voy a desentonar mis encantos, si la arruga es bella, lo es por fuera y por dentro e incluso lo es en el más adentro o sea en las profundidades de mi alma inmunda. A mi me gusta la arruga y no porque en realidad me guste, pero ante el dilema de planchar o no planchar, la arruga es cojonuda y es preciosa. Además no nacimos y morimos arrugados, pues nada hay que ser consecuente y vivir también arrugados.

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JULIO CORTÁZAR