UNA MIERDA CARAMELIZADA

Al parecer son la 1 y media de la mañana y hoy estoy con estos pelos, con estos pocos pelos que me quedan y por tanto es día 25 de Octubre y yo sin enterarme. Hoy me dejé llevar por el vicio de la noche y cuatro partidas de billar y muchas risas y ji, ji,jí y ja,ja já y no tengo un pedo porque no bebo, porque sino tendría tres a la vez y me sobraría uno. Vamos que no tengo un pedo de alcohol, pero un pedo del otro, si que tengo, o sea tengo mareo por tanta música hortera e insufrible, la cual he chupado y he mamado en ésta noche de autos.

Menuda noche y podía decir que fue una noche cojonudo, pero mentiría como un bellaco. Fue como todas las noches del año, una noche de mierda y sin nada que llevarse a la boca. Una noche más en la inmensidad del espacio, ,lo que quiere decir que fue otra mierda de noche y sin más preámbulos me voy a ir a mi espacio, que no es otro que irme directamente a la cama. Y por cierto que nadie me espera en ella, yo solo en mi equinoccio de una noche otoñal.

Y el pub del pueblo y la horterada del sitio y voces cantando al ritmo del karaoke y de alguien que hace que canta o que canta un poquito y el resto lo pone el cliente con su voz siempre desafinada. Que no tengo nada contra los karaokes,  pero contra los que los cantan sí tengo mucho y venga a tirar del hilo más romantiquero  y empalagoso. Yo pensaba que los humanos éramos un poco jevis y somos en realidad una mierda pinchada a un palo, una mierda y como se dice ahora, una mierda caramelizada.

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JULIO CORTÁZAR