EL MÉTODO DEL BISTEC

Bueno, pues hoy es Viernes y estoy recién saliente o salido de guardia, más bien saliente, porque saliente de guardia no estoy todos los días, sólo y por suerte de vez en cuando, en cambio salido, sí que estoy todos los días y además no sé como calmar esa fiera que llevo dentro. Hay diversas formas de curar el salidismo, una y la más sencilla de todas, es la follar como un jabato, pero es sencilla sólo en la teoría en la práctica es casi imposible de cumplir. Otra, es matarse a golpe de pajas y eso hago, pero está claro que no es lo mismo follar que pajearse.

La última posible entre las posibles, es olvidarse de que existe el sexo, pero para ello tendría que volver a los tiempos de empastillarme con píldoras adormideras y a eso no estoy dispuesto. Dicen que los militares en la mili echaban bromuro en la sopa y que el bromuro bajaba el nivel de salidismo. Hombre la última de todas, sería cortarse los huevos y la polla y en su sitio poner a modo de paquete unos cuantos calcetines enrollados, pero supongo que será demasiado dolorosa.

O como yo hacía y supongo que todos los que fuimos sometidos a la tortura de la operación de Fimosis. El invento era muy sencillo y si notabas que empezabas a ponerte caliente y para que los puntos no lo saltaran como botones, te metías en los calzoncillos y en su parte delantera, unos cuantos hielos y así se frenabas de iso facto la calentura incipiente. Y digo que era una tortura, porque yo me operé a los 14 años y a esas edades se estaba como yo estoy ahora, salido por todos los costados. Aunque estoy pensando que me queda un método, el del bistec, o sea el de
coger un filete o un bistec de carne y da igual que sea de ternera o de cerdo y pajearme con él, dicen que es lo que más se parece a un polvete. ¡Tendré que probarlo!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR