Y que nadie se preocupe por la hora que es, pues he acabado de comer y ahora estoy escribiendo, por tanto tienen que ser las 4 de la tarde. Todos los días por la tarde, son las cuatro de la tarde y a partir de ahí, empieza el festival de la tarde. Tardes oscuras y largas, tardes otoñales, tardes deliciosas, tardes de lamerse las heridas y de limpiarse la conciencia, bueno eso si uno tiene conciencia, porque hay muchos por ahí sueltos que carecen de ella.
Los sin conciencia o los que tienen la conciencia anulada, es decir que la tienen, pero encima de ella han volcado varios carros de hormigón armado. Los sin conciencia, no sienten como el resto de los seres humanos, ellos sólo van a lo suyo y se desentienden de los problemas de los demás. Van como los burros con su zanahoria delante y para conseguir sus objetivos arrasan con lo que haga falta. Ahora, el día en que dudan algo, cuidado, porque como se creen el centro del universo, todo dios de su alrededor les tiene que prestar atención o sea hay que
rendirles pleitesía.
Pero en el otro lado, los hay que pecan de exceso de conciencia y como tienen tanta, nunca se deciden por nada. Y pobrecito de éste tío y éste otro también pasa pena y el perro tiene hambre y el gato tiene estreñimiento y entonces todo les afecta y por eso no se deciden por nada. Tanto monta y monta tanto Isabel como Fernando y los dos polos son contradictorios y uno peca de exceso de egoísmo y el otro, peca de exceso de ser indeciso.
Los sin conciencia o los que tienen la conciencia anulada, es decir que la tienen, pero encima de ella han volcado varios carros de hormigón armado. Los sin conciencia, no sienten como el resto de los seres humanos, ellos sólo van a lo suyo y se desentienden de los problemas de los demás. Van como los burros con su zanahoria delante y para conseguir sus objetivos arrasan con lo que haga falta. Ahora, el día en que dudan algo, cuidado, porque como se creen el centro del universo, todo dios de su alrededor les tiene que prestar atención o sea hay que
rendirles pleitesía.
Pero en el otro lado, los hay que pecan de exceso de conciencia y como tienen tanta, nunca se deciden por nada. Y pobrecito de éste tío y éste otro también pasa pena y el perro tiene hambre y el gato tiene estreñimiento y entonces todo les afecta y por eso no se deciden por nada. Tanto monta y monta tanto Isabel como Fernando y los dos polos son contradictorios y uno peca de exceso de egoísmo y el otro, peca de exceso de ser indeciso.

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