Y menos mal que nos queda todo un mundo mágico por explorar, porque la puta realidad no da para más. Y es que uno a todo se hace y te acostumbras a escuchar, a leer o ver noticias deleznables y que por lo sangriento y lo desagradable, engancha. Tanto engancha que yo ya me he acostumbrado y quiero noticias y hechos sangrientos y quiero asesinatos y cuantos más, mejor y cuanto más enrevesados, pues también. Poco a poco uno se va endureciendo ante las miserias humanas y cotidianas.
No llama nada a la gente el por ejemplo hablar de sentimientos, ni el intercambio de pareceres y opiniones sobre las actividades humanas. Llaman los escarnios, las muertes, los accidentes de tráfico o de la alta montaña, llama el escándalo según los normas moralizantes. Llama el que se sale por la tangente, pero para de inmediato sea tachado como un loco o un desquiciado. Llama la sangre, la sangre derramada, el cuchillo de cocina, el puñal de tres filos, la metralleta de casa, la granada de mano que estalla y que desparrama los sesos.
En definitiva, llama toda la mierda sucia, lo más vil, los cuerpos mutilados, el que se quedó sin piernas, al que le mató su propio hijo enmonado. Pues nada, que así vamos, vamos pidiendo justicia justiciera y me parece muy bien, pero cuidado, porque entre nosotros, los humanos, hay muchos que son peores que los que van a ser ajusticiados. Y mira a tu alrededor y encontrará a uno, seguro.
No llama nada a la gente el por ejemplo hablar de sentimientos, ni el intercambio de pareceres y opiniones sobre las actividades humanas. Llaman los escarnios, las muertes, los accidentes de tráfico o de la alta montaña, llama el escándalo según los normas moralizantes. Llama el que se sale por la tangente, pero para de inmediato sea tachado como un loco o un desquiciado. Llama la sangre, la sangre derramada, el cuchillo de cocina, el puñal de tres filos, la metralleta de casa, la granada de mano que estalla y que desparrama los sesos.
En definitiva, llama toda la mierda sucia, lo más vil, los cuerpos mutilados, el que se quedó sin piernas, al que le mató su propio hijo enmonado. Pues nada, que así vamos, vamos pidiendo justicia justiciera y me parece muy bien, pero cuidado, porque entre nosotros, los humanos, hay muchos que son peores que los que van a ser ajusticiados. Y mira a tu alrededor y encontrará a uno, seguro.

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