
Y puede que esta noche,
y puede que mañana
y puede que yo cambie de parecer,
que lo que hoy ha sido grande,
en está noche,
sea como besarte los pies,
y que cuando la luna me señale
con su dedo de guante blanco,
yo me diga,
¡cuidado!,
que lo de hoy, puede ser al revés,
y cuando me levante,
yo me sienta un gigante
o como un gran elefante
y por encima del bien y del mal
¡y porqué no!,
que seas tú la que me besas los pies.
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