Como dije hace mucho tiempo y estando consciente y en plenas facultades mentales: "los días pueden ser malos desde un principio, o buenos y después se tuercen, o malos y después cambian de rumbo hacia lo bueno". Bueno, también hay días inertes e insípidos, días que no saben a nada y por tanto, al final serán borrados del calendario. Vamos a ver, quién se acuerda de aquél día en te levantaste tarde y con una maravillosa resaca y para lo único que sirvió tu cabeza fue para ver una tras otra mil pelis malas y de las que solo se pueden ver en ese estado.
Antes estaba en mi programa, el tener de vez en cuando un día de estos, un día de resaca y para volver a mi normalidad anormal. Eso fue durante un tiempo, porque al paso de los años el día de resaca se convirtió en un día de depresión y entonces, en cuanto tenía el cuerpo para poder beber algo, volvía a inclinar la botella sobre mi boca. Total que otro día de borrachera más, pero como ésta ya era más comedida, al día siguiente solo había un ligero toque de resaca.
Bueno eran tiempos de fines de semana todo ciego y cuanto más ciego, pues mejor. Eran tiempos de beber a destajo y de mezclar alcohol con pastillas dormideras y eso te producía un pedo tan bestial, que casi nunca te acordabas de lo que habías hecho el día anterior. No había pasta para farlopa, que era realmente la droga estrella en la noche de marcha. La droga de los que andábamos a dos velas, eran pastillas adormideras junto con una buena dosis ingerida de alcohol tomada antes de salir y en tu puta casa, pues ya salías puesto y colocado, además lo poco que llevabas encima, a lo largo d e la noche sólo te daba para una o dos copas más.
Antes estaba en mi programa, el tener de vez en cuando un día de estos, un día de resaca y para volver a mi normalidad anormal. Eso fue durante un tiempo, porque al paso de los años el día de resaca se convirtió en un día de depresión y entonces, en cuanto tenía el cuerpo para poder beber algo, volvía a inclinar la botella sobre mi boca. Total que otro día de borrachera más, pero como ésta ya era más comedida, al día siguiente solo había un ligero toque de resaca.
Bueno eran tiempos de fines de semana todo ciego y cuanto más ciego, pues mejor. Eran tiempos de beber a destajo y de mezclar alcohol con pastillas dormideras y eso te producía un pedo tan bestial, que casi nunca te acordabas de lo que habías hecho el día anterior. No había pasta para farlopa, que era realmente la droga estrella en la noche de marcha. La droga de los que andábamos a dos velas, eran pastillas adormideras junto con una buena dosis ingerida de alcohol tomada antes de salir y en tu puta casa, pues ya salías puesto y colocado, además lo poco que llevabas encima, a lo largo d e la noche sólo te daba para una o dos copas más.
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