Sí, bueno es mejor dedicarse a remover conciencias que dedicarse a limpiarlas. Es lo mismo que dedicarse a remover en la mierda o dedicarse a limpiarla. Supongo que es mejor remover que limpiar, porque ¿quién limpia a quién?, ¿quién se otorga ese poder de limpiar la conciencia de los demás?. Yo desde luego no, yo ya no sirvo para esas cosas, yo creo que ya he escuchado demasiado a los demás y he chupado historias maquiavélicas, historias de no poder dormir, historias que eran para darle una manada de hostias y quedarte tan tranquilo, historias tan complicadas que en realidad tú por dentro pensabas que en su caso lo mejor, era suicidarse.
Yo creo que la primera vez que escuché a alguien y prestando mucha atención al tema, era porque la tía me gustaba y yo no tanto a ella. Pensaba que escuchando y escuchando y claro, dando buenos, sabios y concisos consejos, la tía acabaría posando sus ojos en mí. Craso error el mío, porque la tía siguió a su bola y yo acabé siendo su puto pañuelo de lágrimas. Alguna vez más en mi vida usé ésta misma treta y siempre con los mismos resultados, fracaso total e inapelable.
Porque aunque el resultado fuera el contrario y la tía acabara en tú mano, siempre te quedaría la duda de si se enrolló contigo porque le diste pena y porque en ese momento no tenía otra cosa delante. Vamos si se enrolló contigo, por compasión. Y esa sensación yo pienso que nunca se te quita, se te queda grabada en letras de oro y plata en la parte más profunda de tu memoria. Escuchar hay que escuchar, pero de tú a tú y en el mismo plano y no yo arriba y tu abajo y claro, escuchar cuando te salga de los cojones, escuchar.
Yo creo que la primera vez que escuché a alguien y prestando mucha atención al tema, era porque la tía me gustaba y yo no tanto a ella. Pensaba que escuchando y escuchando y claro, dando buenos, sabios y concisos consejos, la tía acabaría posando sus ojos en mí. Craso error el mío, porque la tía siguió a su bola y yo acabé siendo su puto pañuelo de lágrimas. Alguna vez más en mi vida usé ésta misma treta y siempre con los mismos resultados, fracaso total e inapelable.
Porque aunque el resultado fuera el contrario y la tía acabara en tú mano, siempre te quedaría la duda de si se enrolló contigo porque le diste pena y porque en ese momento no tenía otra cosa delante. Vamos si se enrolló contigo, por compasión. Y esa sensación yo pienso que nunca se te quita, se te queda grabada en letras de oro y plata en la parte más profunda de tu memoria. Escuchar hay que escuchar, pero de tú a tú y en el mismo plano y no yo arriba y tu abajo y claro, escuchar cuando te salga de los cojones, escuchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario