LA IDEOLOGÍA

Ya sé que el mundo está revuelto, que unos piden lo que no tienen y en cambio otros, tienen lo que no quieren, pero eso es lo que nos dado y lo que nos han enseñado. Y no es un pensamiento conformista y porque yo no estoy diciendo que nos conformemos. Qué la realidad sea así, así de dura y así de fuerte, es buena para ponernos a prueba. Es un filtro natural para saber quién vale para las batallas venideras. La envidia, la pasta, los celos, la rabia, el dispendio, la lujuria y la codicia, son sólo ejemplos de la lucha del día a día.

Son trampas mortales, son zancadillas que nos ponen en el día a día. Pero de todas formas soy de los que creo que no hay ideología que las borre del mapa. De momento no la han inventado. Que uno intente compensarse con la solidaridad, con el compañerismo, con el ser justo en la medida en que se pueda, con la entrega, con la sinceridad, me parece muy bien, pero no es causa suficiente como para poder desterrar de la faz de la Tierra todo lo anteriormente mencionado.

La envidia existe ahora y me temo que existirá siempre, porque lo único que puede cambiar son la escala de valores. Hoy en día, se puede tener envidia de la pasta ajena y puede que más adelante y suponiendo que cambien los valores sociales, se tendrá envidia por otra cosas. Al egoísmo le pasa lo mismo y a la lujuria y a los celos. Porque se pueden tener celos de una persona, pero también se pueden tener celos de un comportamiento o de cualquiera de las llamadas cualidades humanas. Y mientras no haya una ideología que resuelva estos espinosos temas, realmente no habrá la verdadera liberación humana. O por lo menos, yo no la veo.

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JULIO CORTÁZAR