TRASLADO

Pues ya he vuelto del cielo y en menudo batido nos hemos metido. Vamos, lo idóneo para llevarse a un paciente grave, viento huracanado y nubes negras por todas partes. Una batidora sería más suave y venga parriba y venga pabajo y venga patodoslados. Y yo pensando si el cielo es así, como será el Infierno. Y entre tanto sube y baja nos mareamos todos y el paciente ya no digamos. Eso que algunos llaman constantes vitales, bailaban al mismo ritmo que nuestros batidora.

Y que no me jodan y que no me digan que ese es un traslado en condiciones y si dices algo..., ¿pues que pasa?, que no quieres hacer el servicio, dice una voz que suena a sabor metálico. El depender de uno que está metido en una centralita y a cubierto de los elementos atmosféricos, tiene ese problema, que hablamos dos idiomas diferentes. Además, claro está, está el sentirse poderoso y el tener la vara de mando, yo lo digo, pues obedece y me importa un pito que seas médico. Y a mi también, ¡no te jode!, pero llevar a un paciente en estado crítico y para más inri lo mareas como un pato mareado, pues creo que no es lo más acertado.

El poder pone y a veces creo que empalma y que por tanto, el poder es como tomarse una Viagra. Claro que si el capullo del piloto me hubiera informado como corresponde, hubiera volado él con su tía abuela. Yo no hubiera volado desde luego y menos dejar al paciente en las manos del caprichoso del viento. Bueno ya está, ya he cumplido con mi deber y eso también, ¡pone!.

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JULIO CORTÁZAR