Puede ser que nos volvamos a encontrar, puede ser. Pues quién nos iba a decir que después de ser nuestro primer gran amor y que pasados 40 años que nos volveríamos a encontrar y sobre todo, que nos volveríamos a enamorar y eso es todo un lujo que pocas personas tienen a su alcance y eso es pasión dormida pero no muerta, es solo pasión que estaba hibernado. Bueno, la cosa duró menos que la primera vez, duró escasos meses y duró lo que tenía que durar, pues lo efímero y transitorio siempre durará dentro de nuestros corazones. Es que habían pasado 40 años y en 40 años cada uno tomó distintos caminos y menos mal que hemos coincidido en un cruce de caminos y menos mal que de alguna manera culminamos lo que había quedado.
Ahora ya estamos en paz, yo no te debo nada y tú a mi tampoco. Ahora ya podemos presumir de nuestra valentía, de nuestra ardorosa valentía y por eso de acudir a una cita a ciegas y con el pecho descubierto. Yo recuerdo de ti cosas maravillosas y creo que nunca podría decir nada malo de ti y por eso, me quedo con aquél recuerdo, con aquellos besos y con aquellos dos días de Verano. Yo a veces dudo de si no fui valiente, de sino tenía que romper con todo y lanzarme directamente hacia aquél desafío, pero a mi me pesa y mucho, mi pasado y sobre todo me pesan, las cosas inacabadas, las que tenía pendientes y las que siempre quise resolver y antes de lanzarme al vacío de la noche, quería tener claro donde pondría mis pies.
Eso y ese miedo al futuro o a ese miedo a ese futuro compartido, pues sigo sin tener claro que quiero compartirlo con alguien. Bueno, lo siento y lo siento porque estaba empezando a reconstruírme y claro, apareciste por el medio y yo me alegro de ello, pero de alguna manera yo quería proseguir el camino iniciado por mi y eso se hace solo. Hay veces que el amor cae a tus pies y lo recoges con tus manos, pero ese mismo amor te dice: quiéreme y quiéreme para siempre y ahí, es donde me falta una tecla y ahí, es donde me acuerdo de que mi última tarea como persona aún está por hacer y ahí y de momento, no tengo sitio para el amor. Hoy sigo viajando sólo y al paso que vamos, creo que seguiré así, pues ahora y aunque he cerrado gran cantidad de mis cicatrices, ya no tengo de quién enamorarme y es que las cosas, no son fáciles y cuando tienes el amor, no tienes las condiciones y cuando tienes las condiciones, no tienes el amor y por eso la vida a veces, nos resulta tan difícil. Y quién sabe, quién sabe si antes de que se abran las puertas del infierno, nos volveremos a encontrar, pues como se ve, nada es imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario