LA ESENCIA

¡Joder y joder! que no salgo de mi asombro y es que cuando pienso en todo lo vivido se me ponen los pelos de punta, los pelos del cuerpo y porque los de la cabeza hace tiempo que emprendieron la huida y me han dejado calvorota perdido. Claro que a los 60 años ¡que coño me importa a mi estar calvorota!, bueno sí un poco y sí me importa un poco,es porque estoy seguro que me moriré siendo un tipo presumido, aunque ahora venda mi look de informal. Pero lo que no tiene remedio, no lo tiene y no lo tiene porque uno debe saber adaptarse a su nuevo medio y si ese medio está más adentro, pues ahí es donde hay que ir a buscarlo. Lo cierto es que el paso de los años tienes que buscar tus cualidades más al fondo de tu cuerpo y la belleza ya no es belleza exterior y de cada vez se va convirtiendo, en más belleza interior.

Bueno, normal la esencia nunca es superficial, la esencia de uno mismo está debajo de los Hígados y en el medio de los Pulmones y al fondo de los Intestinos y para poder llegar a ella, te tienes ir quitando los diversos vestidos, trajes, órganos y tejidos y a modo de capas de cebolla y de una en una y con suma paciencia, después ya en pelota picada, quizá puedas ver y tocar la esencia o quizá puedas palpar el vacío de la nada. A mi me costó mucho tiempo encontrar mi esencia y con eso quiero decir, que no es tan fácil encontrarla y tienen que correr ríos de penas y de alegrías,  muchas noches de convulsiones y espasmos, tardes de fiebres hemorrágicas y demasiados momentos atemporales o sea momentos fuera del espacio tiempo.

No es que cuando naces te regalan un tarro con tus esencias, al revés, te dicen: tú sal al mundo y lucha y lo que no comprendes hoy, lo comprenderás mañana y venga espabila que no estamos para perder el tiempo. Después pasa que vas todo apurado aprendiendo por aquí y por allí y en ese momento el problema es que no te da tiempo para asimilar todas las cosas. Y las cosas entran pero salen más deprisa y tú cerebro retiene y absorbe, pero los conocimientos no paran de entrar y al final, se te empieza a caer la pelambrera y aparecen los primeros oasis en tu cuero cabelludo. Y ahí, empezó mi historia clínica como calvorota y para que después digan que el pelo cae porque sí o por exceso de testosterona.

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JULIO CORTÁZAR