DESDE LOS ANILLOS DE SATURNO

No sé, tengo la sensación de ser el puto amo de la Tierra y desde ésta esquina desde donde escribo voy despachando cosas y más cosas y con todo mi desparpajo y sobre todo, sin cortarme ni un pelo. Me encuentro bien o mejor dicho, me encuentro muy bien y mis queridos humanos desde los anillos de Saturno cambian las perspectivas de las cosas y todo y todo, parecen absurdas tonterías. Ahora, cuando bajo a la Tierra las cosas cambian de lugar y sitio y todo se cubre de tareas humanas y de recados intrascendentes y esa perspectiva tan lunática o Saturnínica o como se diga, se va al carajo directamente. Pero bueno, de vez en cuando hay que saber pasar de la cuarta a la primera dimensión y porque un baño de puta realidad nos viene bien a todos o eso dicen.

Y hoy mi realidad ha sido más dura que otros días y porque la muerte visitó a un amigo y se lo llevó...y punto. De alguna forma estoy de duelo y porque necesito llorar a ese amigo y recordar los bellos motivos de su existencia y sentir de nuevo, ese halo entrañable que desprendía. La muerte ya se sabe, la muerte avisa a veces y otras veces, viene con su guadaña y sin aviso previo. Y en éste caso era la crónica de una muerte anunciada y sólo cabía esperar...pero que largo se hizo el proceso y porque lo veía muerto desde hace meses y sólo había que esperar a que su cuerpo se doblegara.

Pues ya está y otra persona viajando hacia el otro mundo. De todas formas, ahora y dados mis años, me esperan muchas muertes cercanas y acabaré como los viejos abriendo el periódico por las esquelas y para ver quién se ha muerto hoy. Pero son gajes del oficio y en ésta caso, son gajes de la edad y porque en perspectiva tenemos más cerca la muerte que la vida, pero en los anillos de Saturno es distinto y desde allí la vida se come todos los días y se desayuna y se come y se cena y la muerte está allí, pero está de convidada de piedra.

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JULIO CORTÁZAR