Hoy y por primera vez en estos últimos 14 días he soltado el móvil de mis manos y aunque no fue intencionado, algo debió de tener de intencionado y lo digo, por eso de haber entrado en modo silencio y sabiendo que no iba a escuchar el click o clock que anuncia un nuevo mensaje. Y lo más consecuente cuando se entra en modo silencio es perseguir un sitio y lugar silencioso y en donde solo se oiga caer el goteo y el correr el agua y que la belleza del entorno te envuelva de tal manera, que hasta el sonido de las palabras te resulten agresivas. Consecuencia, que estoy pensando en irme unos días a un maravilloso Balneario y ésta vez no lo digo con mi mente y lo digo con mi mente, alma y cuerpo.
Y ¿porqué?, pues porque necesito reflexionar sobre la vida y porque con tanta belleza de sentimientos que he recibido últimamente, ahora necesito tener la paz de los dioses y mi corazón romántico tirando a decadente, necesita de esa paz de musgo verde, necesita de la pureza de ese agua cristalina, necesita de esa limpieza ordenada e impoluta y en donde el tiempo se confunde entre techos altos y ramas de viñedos. Y es que mi alma es gallega y es en lo único que me siento gallego, bueno y en los manjares de mi tierra, pero yo estoy hablando del alma y no de cosas banales y corporales (que a veces, no son tan banales, pero que ahora sí lo son).
No sé, necesito ese recogimiento, ese volver a los orígenes y observar como el agua crea diferentes tonos verdes y sentir el sonido de una fuente rompiendo el silencio de un jardín lleno de Madreselvas, Hibiscos y hermosas y esplendorosas Hortensias. Y no necesito nada más, bueno necesito muchas cosas más, pero sé que para poder alcanzarlas, primero debo deslizarme por los senderos de las incertidumbres y por las sombras de las dudas y además, no tengo miedo y no lo tengo porque después de haber tocado el cielo, solo puedo pedir que desde la pureza limpia y cristalina de las aguas de un Balneario, que pueda volver a intentarlo...y además sé, que solo desde allí puedo intentarlo y porque sólo desde la pureza se puede alcanzar la pureza y otro sitio más puro no conozco.
Y ¿porqué?, pues porque necesito reflexionar sobre la vida y porque con tanta belleza de sentimientos que he recibido últimamente, ahora necesito tener la paz de los dioses y mi corazón romántico tirando a decadente, necesita de esa paz de musgo verde, necesita de la pureza de ese agua cristalina, necesita de esa limpieza ordenada e impoluta y en donde el tiempo se confunde entre techos altos y ramas de viñedos. Y es que mi alma es gallega y es en lo único que me siento gallego, bueno y en los manjares de mi tierra, pero yo estoy hablando del alma y no de cosas banales y corporales (que a veces, no son tan banales, pero que ahora sí lo son).
No sé, necesito ese recogimiento, ese volver a los orígenes y observar como el agua crea diferentes tonos verdes y sentir el sonido de una fuente rompiendo el silencio de un jardín lleno de Madreselvas, Hibiscos y hermosas y esplendorosas Hortensias. Y no necesito nada más, bueno necesito muchas cosas más, pero sé que para poder alcanzarlas, primero debo deslizarme por los senderos de las incertidumbres y por las sombras de las dudas y además, no tengo miedo y no lo tengo porque después de haber tocado el cielo, solo puedo pedir que desde la pureza limpia y cristalina de las aguas de un Balneario, que pueda volver a intentarlo...y además sé, que solo desde allí puedo intentarlo y porque sólo desde la pureza se puede alcanzar la pureza y otro sitio más puro no conozco.
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