Hay cierto olor en las mentiras, hay un olor raro, hay gestos inseguros, hay miradas que huyen de tus ojos, hay carraspeos, hay pequeños pasos impacientes, hay siempre un lo siento y no te quería hacer daño y resulta que te está matando y resulta que con su mentira te está poniendo la guinda del pastel, porque la mentira es una forma más de echarte o de invitarte a salir por donde has entrado. Claro que...que hay mentiras conscientes e inconscientes, de las conscientes ya sabemos demasiado, pero de las inconscientes, creo que nunca aprenderemos, porque de alguna forma siempre te la meten y ¿porqué?. Porque a veces nos hacemos cómplices de esas mentiras, porque llegan a ser tan hondas y profundas, que sería como decirle a la otra persona que todo su ser, es una puta mentira incomestible.
Y después viene el tema de ser bueno o ser malo, bueno, lo serás si admites y callas su mentira y como propina, le das unos cuantos consejos y malo, lo serás si le hablas clarito y con buena letra y para que te entienda y que no haya equívocos. Claro que por el medio también circulan los sentimientos, los sentimientos que de alguna forma te atan a esa persona y conseguir ese equilibrio entre hablar clarito y no herir sus sentimientos, es tarea de superhéroes. Porque herir no quieres y engañar tampoco, pero la vida te enseña y te dice que tendrás que escoger, que tendrás que decidir que camino será mejor para la otra u otras personas y cual será mejor para ti, que por cierto, no siempre son coincidentes.
Como también se dice: siempre llega la hora de tener que mojarse. Y se puede mejorar en la forma de decirlo, se puede ser más suave o más bruto, pero el fondo o la esencia de lo que quieres decir, hay que decirlo claramente, sin tapujos, ni medias palabras, hay que decirlo a lo crudo pero suavemente, sin agresividad añadida, sin malos rollos, sin palabras altisonantes, pero decir hay que decirlo. Y no es fácil y porque ya lo dije antes, no somos seres de piedra y tenemos demasiados sentimientos, pero cuando la verdad llama a tu puerta, hay que abrirle la puerta...
Y después viene el tema de ser bueno o ser malo, bueno, lo serás si admites y callas su mentira y como propina, le das unos cuantos consejos y malo, lo serás si le hablas clarito y con buena letra y para que te entienda y que no haya equívocos. Claro que por el medio también circulan los sentimientos, los sentimientos que de alguna forma te atan a esa persona y conseguir ese equilibrio entre hablar clarito y no herir sus sentimientos, es tarea de superhéroes. Porque herir no quieres y engañar tampoco, pero la vida te enseña y te dice que tendrás que escoger, que tendrás que decidir que camino será mejor para la otra u otras personas y cual será mejor para ti, que por cierto, no siempre son coincidentes.
Como también se dice: siempre llega la hora de tener que mojarse. Y se puede mejorar en la forma de decirlo, se puede ser más suave o más bruto, pero el fondo o la esencia de lo que quieres decir, hay que decirlo claramente, sin tapujos, ni medias palabras, hay que decirlo a lo crudo pero suavemente, sin agresividad añadida, sin malos rollos, sin palabras altisonantes, pero decir hay que decirlo. Y no es fácil y porque ya lo dije antes, no somos seres de piedra y tenemos demasiados sentimientos, pero cuando la verdad llama a tu puerta, hay que abrirle la puerta...
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