SOLUCIONES

Veis que fácil, hoy me regalaron un manojito de Hierbabuena y me he quedado todo contento y porque necesitaba sentir sus aromáticos olores. Además tienen raíces y eso supone, que las voy a plantar inmediatamente...porque quiero inundarme de buenos olores, porque los necesito y porque estoy hasta los cojones de oler a muerto y a casi muerto. Al llegar a mi casa, necesito tener vida a mi alrededor y vida, lo significa todo, los olores, los sabores, el tacto, las sonrisas, los buenos días, el que voy hacer de comida (aunque esto último es contradictorio, comida, qué rica, pero hacer comida, que coñazo), ducharme y ponerme limpio e inmaculado y con ese olor a colonia rica y suave que tanto me gusta. Pues todo esto, forma parte de mi tinglado de vida y son mis pequeños detalles y por eso son míos, porque son mis pequeños detalles.

Sin ellos, ¿qué haría yo de mi vida?, llegaría cansado a casa y venga a alicatarme entre mis cuatro paredes. Pues ahí está la diferencia, llegas a casa cansado y si de repente te llega ese olor a Hierbabuena, se te levantan todos los sentidos de golpe y sin más, te llenas de vida. Y piensas, hogar, dulce hogar y de verdad, que muchas gracias por ese pequeño detalle. Las personas te pueden cubrir de pequeños detalles, pero no sé si será casual, pero suele ocurrir lo contrario, es decir, cuando más necesitas de esos pequeños detalles es cuando más caña te van a meter y en consecuencia, el panorama se cubre de tristes y humanos problemas.

Son momentos en los que piensas en que si realmente no eres imprescindible, que si el resto te necesita tanto, si tienes que llegar tú y resolver...cosa que no es verdad, porque si en ese mismo momento, resuelves algo...pues seguramente te pasarás dos o tres pueblos, porque tú no estás para medias palabras, ni para reír tonterías y si tú quieres soluciones, las tendrás radicales y me importan una mierda sus efectos colaterales. Y por eso vuelvo a disfrutar del aroma de mi Hierbabuena, para recordarme que ahora ya no tengo que tomar decisiones, porque la Hierbabuena no me exige el tener que resolver y tampoco nada de lo que me rodea.

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JULIO CORTÁZAR