MI OPTIMISMO VITAL

Dentro de mi defenestrada estabilidad tengo muchas cosas en que pensar, porque mi vida ha dado un paso de gigante o como a mi me gusta decir: ha habido un gran salto cualitativo y eso significan muchos cambios y roturas, algunas dolorosas y otras, no tanto. De momento sigo por los caminos del dolor y poco hay de los placeres que tiene la vida, pero a ese poco me agarro con una tabla de salvación y porque en definitiva, estoy bajo mínimos. Como también se dice: estoy hibernado en pleno Verano y aunque solo quiera dormir, el día y su calor suave reclaman mi atención y eso me mantiene en pie. Hay que superarse a si mismo, hay que poner al mundo del revés, hay que darle vueltas y más vueltas y hasta encontrar su lado mágico.

Por mi optimismo no será, ni por mi forma de ver las cosas, ni por mi filosofía vital. Vamos a ver, sino yo no estuviera dotado de ese optimismo vital ¿como iba a currar en lo que curro? y os pongo un ejemplo: de cada 10 paros cardíacos, sale 1 adelante, si llega a 1...y yo he aprendido a comerme ese uno, a valorarlo, a quererlo con todo mi entusiasmo, a decir, merece la pena ese 1 y a pesar que los otros 9 se quedan pajaritos. Y ¿esto que es?, ¿no es optimismo?, entonces ¿qué es?...porque las cuentas son muy claras y en cambio en mi balanza pesa más ese 1 que el 9.

Y hay miles de ejemplos más, pero puse éste caso extremo para comprender mejor mi película. Y si tú tienes que trabajar de esa manera y porque sino te derrumbarías, siempre quedan sus estigmas en tu vida diaria y así ves las cosas de otra manera y por eso yo doy tanta importancia a los pequeños hechos de cada día, a esa planta que me regala una flor, a esa sonrisa que me da los buenos días todas las mañanas, a ese abrazo amigo, a ese saludo sincero, a ese decorado que tengo a mi alrededor y todo eso, me enaltece y me llena de vida. Pues nada, que por todo esto, mi filosofía vital está llena de optimismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR