La vida se mueve a espasmos, a fuertes espasmos y después de la quietud de la calma, vienen una serie de convulsiones que serán más o menos grandes según el tipo de convulsiones. Pues yo ahora, estoy convulsionando, ya llevo un tiempo y supongo que algo he avanzado, vamos que antes convulsionaba en plan metralleta y que ahora convulsiono a ritmo de samba. Por tanto, que he cogido otro ritmo vital, en el que ya escucho lo que pasa afuera y en el que me escucho mejor a mi mismo. Es que primero puede el dolor, el dolor visceral y agresivo y ahora, sigue el dolor, pero es más pausado y menos lesivo y es que poco a poco se van abriendo mis entendederas y como si fueran putas flores al llegar la primavera. ¡Joder!, que poético estoy.
Y me cuesta avanzar dentro de mi dolor, pero lo hago y ¡cojones si lo hago!, porque me como el coco como un condenado, porque me muerdo las uñas hasta quedarme en muñones, porque todos los días me arranco la piel a tiras, porque escribo y me pongo de vuelta y media, porque me odio por muchas cosas que hice y que no sé, si seguiré haciendo. Porque siempre dejo espacio para la duda o para el interrogante, pues tengo mis certezas muy claras, pero por el medio hay cantidad de dudas sueltas y no sé en que saco se deben meter: si en el saco de las certezas más ciertas o en el saco de mis certezas inciertas-
El mundo no funciona a base de certezas, funciona a base de dudas que cuando son resueltas nos llevan a las certezas y esto nunca se para y es como una puta noria que nunca se para y para que no se pare nunca, siempre tiene que haber dudas. Y certezas certezas son, que naces y que después, te mueres y el resto, todo el resto de nuestra vida, se cubre de nubes de dudas y en eso consiste la vida, en resolver tus dudas y en disfrutar de ese proceso. Por tanto para mí y para mis huesos, el que no se come el coco será un puto vegetal al servicio del aire, de las lluvias, del sol y de mi maravillosa Luna.
Y me cuesta avanzar dentro de mi dolor, pero lo hago y ¡cojones si lo hago!, porque me como el coco como un condenado, porque me muerdo las uñas hasta quedarme en muñones, porque todos los días me arranco la piel a tiras, porque escribo y me pongo de vuelta y media, porque me odio por muchas cosas que hice y que no sé, si seguiré haciendo. Porque siempre dejo espacio para la duda o para el interrogante, pues tengo mis certezas muy claras, pero por el medio hay cantidad de dudas sueltas y no sé en que saco se deben meter: si en el saco de las certezas más ciertas o en el saco de mis certezas inciertas-
El mundo no funciona a base de certezas, funciona a base de dudas que cuando son resueltas nos llevan a las certezas y esto nunca se para y es como una puta noria que nunca se para y para que no se pare nunca, siempre tiene que haber dudas. Y certezas certezas son, que naces y que después, te mueres y el resto, todo el resto de nuestra vida, se cubre de nubes de dudas y en eso consiste la vida, en resolver tus dudas y en disfrutar de ese proceso. Por tanto para mí y para mis huesos, el que no se come el coco será un puto vegetal al servicio del aire, de las lluvias, del sol y de mi maravillosa Luna.
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