UN SÁBADO DE MARZO

Y de nuevo estamos en Sábado y un Sábado más en mi a veces triste existencia y en mi muchas veces grandiosa existencia, pues todo depende de lo grande que te encuentres y yo tiendo y por asunto genético a considerarme importante. Después que lo seas o no, es otro asunto, porque yo hablo de la percepción de como te sientes y no hablo de mis verdaderos resultados. Si el éxito se mide en pasta, yo (por arruinado que soy y que estoy) tendría que ser calificado de fracasado, mejor dicho, de puto y asqueroso fracasado. Y ¿por mi fama? o ¿por mi extensión social?...pues insisto, me pasa lo mismo, que en éste aspecto, huelo y sepo a fracaso.

Pero en cambio ¿qué pasa?...pues pasa que yo me siento importante, vamos que tengo peso en lo que digo y opino, por lo menos lo tengo para mí. Me gusta oírme y escucharme y me encanta cuando interpreto ( o eso intento) a dos Brunos todos contradictorios y toma capullo santurrón y te la devuelvo porque eres un malvado capullón. Bueno, ya conocéis mi debilidad por la cara A o B de la vida y odio las estaciones intermedias y el razonamiento de que tú tienes parte de la razón y tú (por su antítesis) tienes la otra. No señor, o tienes la razón o no la tienes y es que yo odio los pasteleos.

Bueno, alguna vez se rompe éstas regla, porque como toda regla tiene sus excepciones, pero eso no quita que mi lema sea "al pan, pan y al vino, vino" y abajo los efectos colaterales. Es decir, si te duele lo que yo te digo y porque es lo que realmente pienso, pues ¡te jodes! y en mí y en mis palabras y actos no busques consuelo ninguno. Y de nuevo me acuerdo de aquél amigo que para decirte algo empezaba por tus antecedentes familiares, sociales y personales y venga y venga a sobar los argumentos y cuando llegaba la hora de decir la verdad (porque siempre llega esa hora), lo que había sido un problema se convertía en una mera anécdota.

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JULIO CORTÁZAR