Yo antes era pájaro nocturno y amaba la noche y sus silencios, pero un día y no sé porqué me tuve que despertar temprano y ese día y tampoco sé porqué vi la salida del sol y me dije: ¡Joder Bruno lo que te estás perdiendo mientras duermes como un puto ceporro!. Y desde ese día me hice de la secta del amanecer, pero eso sí, de la noche me he llevado lo mejor: sus maravillosos silencios, sus juegos de luces y su espléndida vida interior y aún puedo oír pasar un Gato o escuchar unos pasos o unas apagadas voces que se van alejando... La noche tiene más de lo que podemos imaginar, pero también la tiene el día y la mayoría de las veces, hay que escoger.
De todas formas la noche del Sábado la tengo dedicada a mi Poemario y lo hago porque necesito toda mi concentración y que mejor que ese silencio que me brinda la noche. Claro que a partir de las 2 de la mañana ya veremos si digo lo mismo que ahora, porque suele pasar que a partir de esa hora, yo ya no soy persona y soy más bien un bulto de carne que sólo quiere dormir. Pero bueno, ya os contaré en que quedó la cosa...
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