Señores y señoras, damas y caballeros,
bellas damas de entre todas las flores,
dama de noche,
flores de Cerezos y Almendros,
Gardenias, Azucenas, Hibiscos,
Jazmines Japonicus,
abran sus pétalos y estrechen sus dedos,
hagan jardines donde antes sólo crecía la mala hierba,
crezcan y cubran de aromas el denso olor de la tierra húmeda,
no enmudezcan los gritos de las especies condenadas al ostracismo...,
muestren de lo que son capaces,
díganle a los demás,
¡síganme!,
ven aquella luz a lo lejos,
ven aquella mirada perdida,
sienten aquél bello sentimiento,
ven que detrás de su apariencia
se esconde la luz de la madrugada,
señores, vean luz donde hay luz,
sientan como la luz nos profana,
y como dentro...
y como muy dentro se convierte en diminutos estallidos
de millones de luces burbujeantes,
que saltan, que hablan y que a veces, estallan,
si las ven, están conmigo
y si no las ven, no pierdan el hilo,
siempre habrá tiempo,
siempre hay otro momento,
siempre quedará un hueco para la luz de medianoche,
permitánme un consejo y sin que ello sirva de precedente:
¡no se rindan, ni desfallezcan!
no enmudezcan los gritos de las especies condenadas al ostracismo...,
muestren de lo que son capaces,
díganle a los demás,
¡síganme!,
ven aquella luz a lo lejos,
ven aquella mirada perdida,
sienten aquél bello sentimiento,
ven que detrás de su apariencia
se esconde la luz de la madrugada,
señores, vean luz donde hay luz,
sientan como la luz nos profana,
y como dentro...
y como muy dentro se convierte en diminutos estallidos
de millones de luces burbujeantes,
que saltan, que hablan y que a veces, estallan,
si las ven, están conmigo
y si no las ven, no pierdan el hilo,
siempre habrá tiempo,
siempre hay otro momento,
siempre quedará un hueco para la luz de medianoche,
permitánme un consejo y sin que ello sirva de precedente:
¡no se rindan, ni desfallezcan!
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