HACÍA...

Jueves 1 de Noviembre,

primer día de éste hermoso mes,

que siempre fue maltratado a lo largo de los tiempos,

Noviembre mes de paso,

mes de transición entre Otoño y Navidades

y como si Noviembre no fuera Otoño y más que Octubre,

pero bueno tampoco voy a resolver ahora la arrogancia de la historia

y su puta discrimación que tanto jode a éste mes en curso

y perdonarme por tanto taco sin sentido,

pero cuando estoy cabreado los tacos me salen a pares y en pareados

y además, estoy cabreado de esa manera,

parece que me como el mundo y me como una mierda,

la vida y sus historias no perdonan

y siempre y siempre te pasarán las cuentas,

pero tengo que decir a mi favor,

que las cuentas que me pase la vida no me molestan en exceso,

tampoco es que disfrute con ellas,

digamos que buscando ese punto de equilibrio en que me gustaría estar,

las cuentas me molestan cuando estoy ocupado en otros menesteres,

pero en otras, aparecen y me pongo a jugar con ellas

y para ello no hay como los recuerdos en forma de canciones,

de paisajes, de caras, de rostros, de olores, de aromas,

de colores, de estaciones, de otoños...

sí... de Otoños,

 pues para mi el Otoño es la estación donde empiezan las cosas

y cae todo lo viejo en forma de hojas caducas

y nace todo lo nuevo saliendo del suelo, como las Setas, como la misma vida,

como tú y yo que nos conocimos en un hermoso Otoño,

hacía sol templado, hacía lluvia fina y delicada,

hacía suave brisa marina, hacían charcos en el suelo,

hacía frío de escarcha crujiente y sonriente,

hacía nubes en grumos dispersos,

hacía viento, hacía bruma, hacía aliento,

y todo ese entorno junto al aroma a tierra mojada ...

hacía que mis dedos recorrieran tu cuerpo

y buscando un rincón a la sombra del viento.