¿O NO?

Algunos le llaman la hora muerta,

la hora que hay después de la comida,

yo le llamaría la hora bruja,

me encanta esa hora digestiva y para mí siempre productiva

y puede ser producto de un acto reflejo,

en mi tierna infancia tenía prohibido no solo bañarme,

sino que también afeitarme

y porque mi padre decía que...

que alguien se había muerto por un corte de digestión,

y eso lo tomabas como una verdad de fe

o daba igual,

porque al final no podías bañarte en el mar

ni afeitarte delante del espejo

y era un tema tabú y que nadie lo pusiera en duda,

mi padre (que en paz descanse) y sus miedos ancestrales,

y supongo que ahora lo mío, es la herencia de un acto de rebeldía,

mi padre tenía otros miedos,

tenía miedo a que se la cayera el pelo

y que al final se quedara calvo como yo

y de ahí venía su manía de cortarse el pelo al cero

y conmigo lo intentó,

es decir, también me llevaba a cortarme el pelo al cero, 

queda claro, que conmigo no funcionó su método...

otro de sus miedos era conducir un coche,

de hecho no tuvo coche ni nunca estuvo tentado de ello,

él iba caminando a todo o a casi todo

o sino cogía el bus y medio día se le iba en el transporte,

pero él en eso era erre que erre

y el pobre su murió sin conducir un coche

y el último miedo suyo que ahora recuerde era el frío y la Rocío,

era de abrigarse antes y en plan preventivo

y al caer la noche decía: viene el Rocío

y enseguida se metía en casa...

a mi Padre le encantaba tener charlas en la Bodega,

hacía vino que según él no emborrachaba

y por los pocos grados que tenía,

pero sí que los tenía...y una taza y unas palabras

y otra taza y otras palabras...

por el medio un picoteo bien bañado en más tazas de vino,

total (él y sus amigos) al final, todos se achispaban

y por mi parte y en ese preciso momento, tocaba retirada,

no fuera a ser que empezaran las gracias borrachas

de cualquiera de ellos hacia mi persona,

las gracias borrachas tienen un punto faltón

que de niño no alcanzas a entender y a comprender del todo,

y porque esas personas en su normalidad  no eran dadas a las bromas,

pero borrachas sí lo eran...

total que yo me iba encantado para mi cama,

me apoyaba en el alféizar de la ventana

y me ponía a ver la Luna y las estrellas

y de música de fondo tenía las hermosas olas del mar

y cuantos viajes realicé desde aquella ventana,

era mi querida ventana mágica:

desde allí crucé mares y océanos,

navegué ríos amazónicos,

atravesé desiertos y descansando en frondosos Oasis,

subía las más altas montañas nevadas,

volaba a ras de suelo y por encima de las nubes

a veces añoro tanto aquella ventana mágica...

lo más cerca que estuve de ella,

fue en un Septiembre de hace 9 o 10 años,

estaba en una casa pegada al mar

 lo último que oía antes de dormir

y lo primero que escuchaba al despertar,

 era al mar...

claro que éste era el mar Mediterráneo

y el de mi infancia, era el Océano Atlántico,

pero esa diferencias son pequeñas minucias

que ante el maravilloso sonido del mar carecen de toda importancia...

¿o no?

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JULIO CORTÁZAR