Con la felicidad envenenada
que guardan mis entrañas,
hago esculturas de papel
y después, las quemo sin piedad,
sin remisión
y sin pedir perdón,
y para que no quede ningún vestigio
y para que el viento esparza las cenizas de aquél amor.
que guardan mis entrañas,
hago esculturas de papel
y después, las quemo sin piedad,
sin remisión
y sin pedir perdón,
y para que no quede ningún vestigio
y para que el viento esparza las cenizas de aquél amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario