Lo que más pena me da de todo esto...es que ahora que le estoy cogiendo el gusto al vivir y que por eso voy deduciendo nuevas cosas y todas más que interesantes y alucinantes...pues que no me va a dar tiempo de sacar todas las conclusiones posibles. Yo pediría un tiempo muerto pero estando vivito y coleando. Sería un tiempo añadido o un tiempo demás o un tiempo arañado a la muerte y si hubiera que hacer un pacto con el diablo, lo haría sin pensarlo ni un segundo ni dos. Ipso facto y de hecho y de cohecho. Y tú me das el tiempo muerto y yo me convierto en un pecador empedernido y digo empedernido, porque ya soy un pecador. Y daría un salto cualitativo en mi condición de pecador, pero a cambio de algo y el tiempo muerto es el ideal para ese intercambio negociado.
Mi querido Diablo:
Yo no te voy a pedir que cures mi tontería, ni que me quites las ganas de hacer el payaso. Pero sí te pido que me concedas ese tiempo muerto y porque te puedo asegurar que tengo millones de ideas alucinantes y yo sé que a ti te gusta la velocidad del vértigo y que te encantan los fuegos artificiales, además, de las llamas de todos los colores y por ahí, apunto y tengo cosas e ideas muy interesantes que llegado su día te podré contar dentro de la intimidad de un sueño o mismo dentro de una pegajosa pesadilla. Aprenderás algo más que la mera existencia de la maldad y porque entre la bondad y la maldad hay otros mundos nuevos, que a veces resultan ser paralelos y que otras veces, no lo son tanto y porque pasado el tiempo y los años, esos mundos intermedios se van haciendo más compañeros de viaje que otra cosa. Es el mundo de los pequeños detalles sin importancia...pero que tiene más importancia que nada y que nadie.
Como podría enseñarte el verdadero valor de las pequeñas y diminutas cosas. Como describirte la importancia de aquél ínfimo y diminuto detalle que me enterneció hasta la médula. O como aquella flor me abrió en dos. O como aquél beso me descompuso en moléculas y átomos de amor profundo y sentido. Tú, como Diablo que eres me podrás enseñar todo de la maldad y Yo, como persona humana que soy y que espero que nunca dejaré de serlo, te puedo dar lecciones del verdadero valor que tiene los pequeños hechos y acciones. Pues Diablo ¿qué te iba a decir?...pues que no esperemos más y hagamos de una vez por todas ese puto intercambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario