
En la otra orilla del charco,
están tus ideas y están las mías,
para llegar hasta ellas...
se puede saltar el charco y como saltaría una rana desquiciada,
o te puedes bañar en él y a una hora temprana,
o cruzarlo a nado y sin tocar pie,
o puedes atravesarlo como un ciempiés,
en realidad al otro lado del charco,
están otros países y otro continente
y creo que otra historia
yo desde aquí y encerrado bajo cuatro candados,
les mando un saludo disléxico,
les mando un abrazo envasado al vacío,
mientras el beso os lo mando por vía telemática
y con acuse de recibo,
porque hoy en día todo tiene que ser virtual,
el coronavirus campa a sus anchas
y se pasea por las aceras y hasta por los descampados
y el amor carnal
tiene nombre de peste
y yo tengo nombre de verso reprimido.
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