ME DUELEN LAS ENTRADAS




Me duelen las entradas
las que van al pelo
o mejor dicho
a lo poco que me queda de pelo
y puede que hasta me duela
la carestía de aquellos celos.

Me faltan los celos
que fueron demonios con rabo, cuernos y mucho veneno,
(en sus tiempos)
ahora son arena que se llevó la marea
y no han dejado otro rastro
que dos pies difuminados con dos caracolas que confundieron su destino.

Ahora soy arena de otros tiempos,
no tengo esa piel de sapo
que se pueda transformar en príncipe encantado
y todo por un puto beso de mierda.

Ni vuelo en círculos concéntricos,
y como si fuera un buitre en busca de carroña,
ahora, ya no.

Ahora hago vuelos rasantes
y tan cerca del suelo que hasta lo huelo
y puedo discernir
si tú has pasado por allí,
pues te huelo y te siento y hasta me tiembla la médula,
y no te devoro
porque para ello,
me harían falta todos mis molares y premolares
y tengo huecos y ausencias en mi boca
y faltas de comportamiento por no comer como es debido.

En realidad, 
yo pude comerme el mundo
y en cambio,
la mierda me desborda por la boca
y hace el pino en mi conducto auditivo.

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JULIO CORTÁZAR